Sumo
El sumo es un deporte milenario en Japón, casi una religión. Los luchadores se entrenan con una disciplina militar en centros donde deben olvidar su vida anterior. Todo debe centrarse en el sumo.
Pero este deporte esconde una gran carga machista, impidiendo a las mujeres competir de forma profesional e incluso pisar la arena donde se pelea.
El problema es que se considera la sangre como algo impuro y la menstruación de las mujeres es la razón para esta prohibición en un deporte en el que se mezclan ritos y creencias religiosas sintoístas.
El sumo, un deporte en el que se mezclan ritos y creencias religiosas sintoístas
Esta creencia llega hasta tal punto que el alcalde de la ciudad de Maizuru, Ryozo Tatami, sufrió un colapso en el ring. Varias mujeres médicas lo atendieron, sin embargo, por medio de los megáfonos se pidió que abandonaran la plataforma de combate.
"A la mujer se la considera impura por el tema de la regla", explica Eduardo de Paz, especialista en sumo. Y es que en el sintoísmo la sangre es un elemento impuro.
"No vas a entrenar a ese gimnasio, tú vives allí"
Los profesionales, sólo hombres, se preparan en centros donde se sigue una disciplina militar.
"No vas a entrenar a ese gimnasio, tú vives allí. Dejas afuera todo lo que has conocido hasta ese momento", indica Eduardo de Paz. "No desayunan, van en ayunas a realizar los entrenamientos".