La austriaca Stefanie Millinger es inabarcable pese a su diminuta figura, mide algo más de metro y medio, pero en su cuerpo alberga a una mujer gigante, capaz de colgarse de una escalera y bailar con el vacío sin ninguna medida de seguridad más allá de la fuerza de su mente.
Con la que llega a plantearse y hacer realidad retos como este en Lanzarote, donde se convierte en un pájaro más colgada de un parapente, un peligro incontrolado, salvo para ella, con unos abdominales de acero que trabaja durante seis horas diarias.
Unas abdominales que le ha permitido conseguir un récord mundial: 342 repeticiones de este ejercicio sin tocar el suelo en 52 minutos.
Ha sido acróbata en el Circo del Sol, bronce en parejas en el Europeo a caballo, capaz de pintar un cuadro con los pies, leer el periódico, hacerse un huevo frito o comer con la flexibilidad de su gato, ese que ella misma se ha tatuado en la pierna.
Una renacentista del contorsionismo que disfruta con retos en los que se juega la vida, pero es que ella la concibe así, aunque a veces sea muy duro y sufra caídas.