Judo
A sus 71 años, la madrileña sigue siendo la única noveno dan del país. Once campeonatos de España y cinco medallas europeas llenan su palmarés, pero su vida es el gimnasio Budokan donde enseña a los más jóvenes desde hace 40 años.
Una mujer abrió camino en el judoespañol allá por los años 70. Sacramento Moyano acudió con 14 años a su primera clase en el gimnasio Hermandades del Trabajo en Madrid, el único apto para mujeres. Todo lo que vino después en su vida giró entorno a este arte marcial japonés. Títulos nacionales, medallas europeas y apertura de su propio gimnasio, donde transmite su ilusión a los más jóvenes. Sigue siendo la única española noveno dan.
"Vi una pelea cuerpo a cuerpo con agarre y me gustó", rememora la exjudoca de 71 años en el Budokan, el gimnasio que regenta con su marido, donde atiende a Antena 3 Deportes. Un día que no olvidará porque ahí comenzó todo y se convirtió en una pionera, al igual que Dori Gordon a quien vio en una exhibición en 1966: "Siempre hay una que empieza". Su madre le inspiró a pesar de que le obligara a dejar el judo si venía lesionada de entrenar.
"Vi una pelea cuerpo a cuerpo con agarre y me gustó"
Sacramento acumula un extenso palmarés: once veces campeona de España y cinco medallas europeas. Además de participar en el primer mundial femenino de la historia en 1980 celebrado en el Madison Square Garden. Se retiró de la competición en 1988 con una espina clavada, los Juegos Olímpicos de Barcelona: "Creo que me pillaba muy mayor".
El Budokan, su casa
Vive en Vicálvaro, pero desde hace más de 40 años tiene otro hogar en Vallecas: el gimnasio Budokan. Vicente Cepeda, su marido, y Sacramento llevan su pasión a las nuevas generaciones. "Si no tenemos 100 campeones de España no tenemos ninguno", presume la madrileña.
Además ha entrenado en la selección española y por sus manos han pasado Esther San Miguel (tres veces olímpica) y Sara Álvarez (tres medallas mundialistas). Confiesa que los nervios se apoderan de ella cuando es uno de sus pupilos quien pelea: "Fuera del tatami se pasa mal. Estás en la silla y es como si estuvieras compitiendo".
"Voy a morirme en un tatami"
A pesar de sus 71 años, las ganas de enseñar no le van a separar del Budokan porque el judo le va a acompañar siempre: "Voy a morirme en el tatami".