Jabalina
Los médicos le dieron un año de esperanza de vida, pero el trasplante llegó y a sus 60 años suma éxitos en jabalina y lanzamiento de peso.
"Los médicos me dijeron que como máximo me quedaba un año de vida. Yo tenía clarísimo que me moría". Así de sincero y contundente recuerda Carlos Sánchez Montes (Pontevedra, 1962) aquel año 2012, cuando fue diagnosticado con hepatitis C. Sin embargo, la generosidad de un donante anónimo, al que ahora dedica cada uno de sus éxitos deportivos, le permitió tener una segunda oportunidad.
Como deportista de la Sociedad Gimnástica de Pontevedra, Carlos acaba de colgarse la medalla de plata en lanzamiento de jabalina en el Campeonato de España Máster de Atletismo, celebrado en Jerez de la Frontera, con una marca de 38,48 metros. Por si fuera poco, el gallego alcanzó la cuarta plaza en lanzamiento de peso (categoría +60 años) de cinco kilogramos, con 10,91 metros.
"Hace diez años no podía ni pensar en algo así", reconoce el atleta. "Estaba muy mal. Cuando llevaba nueve meses en lista de espera me llamaron, pero el trasplante no era válido y me quedé a las puertas del quirófano. Dos meses después, el 1 de enero de 2014, recibí otra llamada y me trasplantaron. Me salvaron in extremis y eso me cambió la vida", recuerda agradecido a los profesionales sanitarios.
En un 80% de los casos, la hepatitis C resulta asintomática durante años. Ese fue el caso de Carlos, que comenzó a notar los síntomas doce años después de contraerla. En el año 2000, durante una misión como comandante del Ejército en Kosovo, una persona local le provocó una herida con una hoja de afeitar. Mantuvo una vida perfectamente normal, incluso fue destinado a otras misiones internacionales, hasta que en 2012 empezó a encontrarse mal. "Cuando me hicieron las pruebas tenía el hígado completamente destruido", relata. Todo venía de aquel corte en los Balcanes.
Una vez realizado el trasplante, Carlos comenzó a disfrutar de su nueva vida, aunque se vio obligado a abandonar el Ejército. "Al principio se me hizo duro después de tantos años dedicados a las Fuerzas Armadas, pero una situación así te cambia la forma de pensar y valoras muchísimo más las cosas diarias", reconoce.
Al cabo de unos años, y en búsqueda de retomar otras actividades físicas más allá de caminar, lo intentó con las pruebas de fuerza. "Empecé con los campeonatos específicos para trasplantados y me proclamé campeón de España. Luego fui al campeonato del Mundo a Málaga en 2017, donde quedé tercero entre 3.000 personas. En el campeonato de Europa conseguí otras tres medallas. Y dije: ¿Por qué no hacer esto en competiciones normales?", explica.
Acudió entonces a Santiago Ferrer, un "gran amigo y compañero" que le acompañó en el proceso de perfeccionar una técnica tan exigente como la del lanzamiento de jabalina y peso. "Hay que tener mucha paciencia y él la tiene. Es un atleta disciplinado y comprometido y esa es la mayor satisfacción para un entrenador", destaca el vicepresidente de la Sociedad Gimnástica de Pontevedra. Por encima de lo deportivo, destaca su valor como persona: "Es compañero, ayuda, anima a todo el mundo, se integra con jóvenes y mayores... Eso no se paga", sentencia.
Con la vista siempre en el futuro, Carlos Sánchez ya tiene un nuevo objetivo: competir en el Campeonato de Europa Máster que se celebra el próximo mes de septiembre en Pescara (Italia). "Ya que tengo la marca, me encantaría ir. Sería un orgullo poder representar a España, pero tengo que valorar el tema del dinero porque no hay ayudas de ningún tipo", lamenta. Tiene como límite el 8 de agosto. Por si acaso, ya ha realizado la preinscripción.
Mientras posa orgulloso con su medalla de plata, destaca los tres beneficios del deporte: el físico, el emocional y el de integración social, clave en las personas trasplantados. "Muchas que yo conozco apenas tienen relaciones personales. Cuesta mucho superar un trasplante a todos los niveles", explica. Por eso hay asociaciones como la que preside, DETRADI Galicia (Asociación Gallega de Deportistas Trasplantados y en Diálisis), que acompañan e informan sobre el proceso tanto a los pacientes como a las personas que ya han superado el trasplante.
Por último, lanza un mensaje a toda la población: "La donación de órganos y tejidos es un acto de generosidad. A mí me salvó la vida y me ha permitido tener una vida de calidad. Por eso, siempre que acabo una competición recuerdo a mi donante, a su familia y a todo el personal sanitario que toma parte en este milagro que es el trasplante", remarca.