Pablo Hernández
Pablo Hernández es una de las 12 personas que han saltado desde el Burj Khalifa: "Nunca más se alinearán las estrellas para que vuelva a pasar".
El Burj Khalifa es el edificio más alto del mundo, mide 829 metros y por consiguiente, un deseo irrefrenable del ser humano por conquistarlo. El último en conseguirlo ha sido Pablo Hernández: el español ha saltado desde 829 metros de altura.
Solo 12 personas han saltado desde este edificio y uno de ellos ha sido Pablo Hernández, él asegura que las vistas y las sensaciones son únicas.
"Saltar desde el Burj Khalifa es un privilegio, no más de 10 o 12 personas lo han hecho en la historia. Se puede hacer una vez en la vida pero las estrellas no se van a volver a alinear en el cielo para que vuelva a suceder", explica Pablo.
En 2014 los franceses Vince Reffet y Fred Fugen fueron los primeros en saltar desde el edificio con esos trajes que te permiten 3 metros por cada uno de bajada: "Con esos trajes de repente sientes que vuelas", nos cuenta Pablo.
Y Vince Reffet lo hizo, un pionero, que luego desgraciadamente falleció el año pasado en noviembre, en el desierto de Dubai en un entrenamiento, después de haber dejado de nuevo boquiabierto al mundo al llegar a 1.800 metros de altura con ese prototipo.
En los preparativos hay que subir hasta arriba del todo y no es nada fácil. Como es normal, antes de saltar da miedo: "Si no lo tuviera no sería humano. Se puede combatir un poco respirando profundo y soltando el aire. Cuando saltas ya no puedes dudar, vas a tope". Desde 2014 hasta hoy en el Burj Khalifa se han sucedido los saltos, de todo tipo, incluso de noche, y los que vendrán. El hombre, como el lema de los Juegos Olímpicos, siempre quiere ser más fuerte, llegar mas lejos y más alto.
De la ciudad a la montaña
Sin embargo, si cambiamos el cemento por la montaña el vuelo gana en belleza: "Hemos ido a montañas brutales para poder hacer salto base". En la última aventura, Alex ha elegido algunas montañas y valles de donde vive.
En el valle de Gistau, en Huesca, ha encontrado mucho riesgo: "Es muy peligroso, no puedes tener ningún fallo", explica Alejandro Villar. Vuelan a velocidades cercanas a los 200 kilómetros por hora, el riesgo está ahí: "Tengo que ir fijándome en lo que viene, en un árbol por ejemplo, lo sorteamos con pequeños imputs que a esa velocidad nos permite esquivarlos", nos cuenta.
"Muchas veces me he estrellado y tengo suerte de poder contarlo pero necesito hacerlo porque es mi estilo de vida", concluye.