UNIVERSIDAD DE CONNECTICUT
Se sienten mujeres, pero cuando saltan a la pista ganan con la superioridad del género con el que nacieron. Las críticas no tardaron en llegar, pero a Andraya no le quita el sueño: "No me voy llorando a la cama, las críticas no son serias".
En Estados Unidos, algunos estados piden el certificado de nacimiento para competir, pero no es el caso de Connecticut, donde Andraya y Terry pueden, mientras se hormonan, participar en las carreras del sexo con el que están identificadas.
Selina Soule, una de sus rivales, reconoce que no tiene problemas "con que quieran ser chicas", sino con "la ley". Ella se juega su beca universitaria con sus resultados, por eso su madre inició una reclamación para que hagan la ley más estricta.
"Si completan una terapia hormonal con un tiempo de espera como exije el olimpismo, entonces sí; en ese momento se les puede permitir competir como mujeres", dice la madre de Selina Soule.
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