LO DEJA DEBIDO A LA DEPRESIÓN
Con 15 años fue campeón olímpica y con 16, campeona mundial. La historia de la bracista lituana Ruta Meilutyte (19 marzo 1997) es el ejemplo del éxito y la caída comprimido en el tiempo, un drama trufado por una depresión y una vida disipada que le ha obligado a jubilarse de la natación con 22 años.
Meilutyte es el último caso conocido del síndrome del 'burnout', del desgaste acumulado durante años de competición y que ha acabado con su carrera. Mucho ha tenido que ver el estrés competitivo de ganarlo todo y muy pronto, de seguramente no encontrar motivaciones, y también de los tres controles antidopaje que se saltó en los últimos meses y que le podían acarrear una suspensión de entre uno y dos años. Su nombre apareció en los grandes titulares en 2012. Muy pocos conocían a aquella nadadora que, en el Centro Acuático de Londres, se había vestido de oro en los 100 braza.
Era la primera vez que Lituania conseguía una medalla en la piscina y, como no podía ser de otra manera, fue elegida mejor deportista europea. Ruta empezó a nadar con siete años, tres después de que su madre falleciera en un accidente de coche. Fue criada por su abuela, puesto que su padre vivió unos años en el extranjero, y pronto los técnicos vieron su potencial, no por su altura, sino por el anormal tamaño de sus pies -en la actualidad calza un 44-.
Con 13 años, se instaló la familia ella, su padre Saulius y sus hermanos Margiris y Mindaugas, en Plymouth (Inglaterra) y entonces ya batió dos récords lituanos en los 50 y los 100 braza. Con quince era campeona olímpica, con dieciséis era campeona del Mundo y sus éxitos se prolongaron, aunque no a ese nivel durante unos años más. Hasta que en 2016, después de finalizar séptima en los Juegos de Río, desveló en una entrevista a O'Globo que estaba atravesando por un mal momento emocional y que sufría una depresión.
Desde entonces, nada fue igual para ella. Abandonó Inglaterra y buscó nuevos horizontes, sin encontrarlos, entrenándose en Australia, Turquía y Estados Unidos, pero las últimas noticias conocidas fueron que los inspectores de dopaje no la habían localizado las tres últimas veces que la buscaron para someterla a un control. Ahora dice que necesita abrir una nueva etapa en su vida y que no volverá a competir. "Gracias a la natación, disfruté de una vida que nunca había imaginado, conocí mundo y pude trabajar con personas maravillosas.
Toda esa experiencia adquirida las quiero aprovechar en mi nueva vida, ahora lejos de la piscina", aseguró la nadadora en un comunicado emitido por la Federación Lituana de Natación. Ruta quiere disfrutar de "las cosas simples" y retomar sus estudios, abandonados por el estricto régimen de entrenamientos.
Ahora solo desea crecer y entenderse a sí misma. Por el camino ha dejado muchos metros nadados y más de veinte medallas de oros en las diferentes categorías, todo para tenerse que reinventar con 22 años.