SE QUEDÓ A MENOS DE SEIS DÉCIMAS DE LA PLATA
La española Jessica Vall logró la primera medalla para la delegación española en los Europeos de piscina corta de Copenhague, tras colgarse la medalla de bronce en la final de los 100 braza. Para ello, Vall, que ya había batido hasta en dos ocasiones el récord de España en estos campeonatos, tuvo que convertirse en la primera española en bajar de los 1:05, tras firmar unos espectaculares 1:04.80.
Un tiempo insuficiente, sin embargo, para pelear por el oro con la lituana Ruta Meilutyte, que se alzó con el triunfo con una marca de 1:03.79 minutos, un segundo menos que el tiempo firmado por la nadadora española. Mucho más cerca estuvo la posibilidad de arrebatar la segunda posición a la finlandesa Jenna Laukkanen, la campeona hace dos años en Netanya, que obtuvo con un tiempo de 1:04.25 la medalla de plata, tras aventajar en 55 centésimas a la española.
Una diferencia que Jessica Vall no pudo enjugar, pese a que como ya es habitual, la española fue más rápida que sus rivales en los dos últimos largos de la prueba. Táctica que permitió a la nadadora del Sant Andreu, que superó el ecuador de la prueba en séptima posición a 30 centésimas de la italiana Arianna Castiglioni, la nadadora que entonces ocupaba la tercera posición, ir poco a poco mejorando posiciones.
De hecho, Vall afrontó el último largo ya en cuarta posición con una ligerísima desventaja con la italiana, que brazada a brazada la española logró en enjugar hasta adelantar finalmente a la transalpina a la que arrebató el bronce por 20 centésimas.
Un metal que supone la primera medalla en piscina corta de Jessica Vall, que ya sabía lo que era pisar el podio en la pileta de 50 metros, tras lograr el bronce en los 200 braza en los Mundiales de Kazán 2015 y la plata en esa misma distancia en los Europeos de Londres 2016.