GP de Brasil
El neerlandés gana en Interlagos tras partir 17º, ejecutar una salida antológica y verse favorecido por una bandera roja. El cuarto consecutivo es cuestión de tiempo. Sainz abandonó y Alonso fue penúltimo: "Me duele mucho la espalda".
El amo y señor de la Fórmula 1 ha dado el golpe final. Max Verstappen demostró hoy en el alocado y cambiante circuito de Interlagos por qué es el mejor piloto del mundo y uno de los más grandes en la historia que ha dado este deporte. Salió 17º, llegó a perder 18 puntos con Norris (de 44 a 26), pero firmó una salida antológica, ganó posiciones como un maestro, tuvo la suerte de los campeones y terminó poniendo la guinda a una jornada histórica adelantando a Ocon, 2º, tras el enésimo Safety Car, haciendo la vuelta rápida y metiéndole 20 segundos al francés. La mejor victoria de su carrera, con permiso de Abu Dabi 2021. En resumen, conducción inédita y golpe final a la lucha por el título -si es que había- con Norris, que finalizó sexto después de un golpe de mala suerte y muchos errores en la recta final. Ya son 62 puntos de diferencia con tres carreras por delante. Colorín colorado.
Para más inri y como prueba irrefutable de que el GP Brasil es un manicomio, en el mejor de los sentidos, los dos Alpine completaron el podio (Ocon 2º y Gasly 3º) en el mejor resultado de la marca desde 2006 (Alonso y Fisichella).
Hasta cinco coches no terminaron la carrera, Albon ni tomó la salida, Stroll se fue a la grava inexplicablemente en la vuelta de formación, y después, en diferente orden, Hulkenberg, Sainz, y Colapinto también abandonaron, los dos últimos tras irse contra el muro. Checo volvió a no puntuar tras protagonizar batallas y rifirrafes con Bearman, Lawson y Hamilton, aunque el inglés si rascó 1 después de jurar en hebreo y salirse de la pista en varias ocasiones. Eso sí, hoy nadie, exceptuando Mad Max, pudo evitar mantener el coche en el trazado.
Ni el mismísimo rey de la lluvia. Fernando Alonso, que por la mañana metió el Aston Martin en Q3 y después provocó una bandera roja, se fue de vacío cuando llegó a rozar un buen puñado de puntos en la carrera. Tras el último Safety Car perdió el monoplaza cuando rodaba décimo y se fue a la cola (a 16 segundos de Zhou, último). Las condiciones eran las que eran, Fernando no llegaba al 100%, y lo más importante: este coche es totalmente ingobernable, inconducible, indomable. Un caballo desbocado, pero sin 'caballos', valga la redundancia en términos automovilísticos.
"La espalda me duele porque el rebote de este coche no es normal. Preparad un coche médico"
El asturiano de 43 años, con todo perdido y a un mundo de la zona de puntos, siguió luchando y apretando los dientes, tanto que dio caza al chino pero después el cuerpo le dijo basta. El cuerpo y el desastroso balance del coche verde: "Voy a terminar la carrera por los mecánicos, porque han hecho un gran trabajo, pero la espalda me duele porque el rebote no es normal. Preparad un coche médico, os sigo hacia adentro", dijo por radio. Devastador. Lo que debe estar sufriendo 'Magic' este año a los mandos de un coche que posiblemente sea el octavo o noveno de la parrilla. "Ahí seguiremos en las próximas carreras", expresó el de Oviedo ayer sábado tras otro desastre en la sprint. ¿Lo peor? Que 2025 pinta igual.
Por delante, Las Vegas, Catar y Abu Dabi, ya con poco en juego, exceptuando el Mundial de Constructores.
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