Dakar
Oriol Mena y Eryk Goczal celebraban un segundo puesto cuando les anunciaron que los lideres habían roto. Nervios y emoción en el último suspiro del Dakar en la clasificación de T4 (coches modificados).
La última jornada de este Dakar 2023 será difícil de olvidar para Oriol Mena. El copiloto español llegó a la línea de meta creyendo que eran segundos en la general de T4 (coches modificados). Un resultado más que satisfactorio teniendo en cuenta que al volante se encontraba el polaco Eryk Goczal, un niño prodigio de tan solo 18 años, el más joven de la historia en disputar el mítico rally. Ambos comenzaban la jornada a más de 3 minutos de los líderes.
"En ese momento parecía imposible remontar la diferencia", relata Oriol Mena para Antena 3 Deportes.
30 Minutos de Incertidumbre
Oriol y su joven piloto ya celebraban un segundo puesto. Se abrazaban con sus compañeros e incluso daban sus primeras declaraciones a los medios de comunicación. Pero el tiempo pasaba y los líderes no llegaban a meta. Comienzan los nervios. "Durante 18 minutos no supimos qué estaba pasando, porque mirábamos y Baciuska y Vidal no llegaban", recuerda Oriol Mena a Antena 3 Deportes.
A los 30 minutos de espera, les confirman la sorpresa: Rokas Baciuska y Oriol Vidal habían roto a tan solo 50 kilómetros de la línea de meta. "Nos dicen entonces que los líderes han tenido problemas mecánicos y que habíamos ganado el Dakar", asegura Oriol Mena.
Creíamos que éramos segundos y terminamos ganando"
El joven Goczal se abraza a su padre, que también competía y acababa de llegar con la noticia. Oriol hace lo mismo con su entorno. De la emoción, olvidan que el rally no ha terminado. Como ganadores, tenían que recorrer 100 kilómetros hasta el punto de control, y tenían un tiempo límite para hacerlo. No era la única mala noticia. Una de sus barras de suspensión estaba rota.
"Nunca he cambiado una pieza tan rápido", asegura ahora entre risas Oriol Mena. "Si no llegamos a tiempo, nos quedamos sin Dakar", recuerda Oriol.
La Alegría de Mena fue la desgracia de Vidal
La alegría de los ganadores contrastaba con la desolación de los que hasta entonces eran los virtuales ganadores. Al llegar a meta, el copiloto Oriol Vidal mostraba entre lágrimas la causa de sus desdichas. El cardán del vehículo se había roto. Lo que parecía una victoria segura se convirtió para ellos en una hecatombe.