Arqueología
La cueva submarina Ses Aiguades en Mallorca, donde se han hallado 200 ánforas romanas, sigue siendo objeto de estudio por parte de los arqueólogos y un lugar para todo tipo de teorías. Y es que, pese a que es habitual encontrar ánforas romanas en el Mediterráneo, no lo es hallar un número tan elevado.
La primera hipótesis es que este lugar era un punto de recogida de agua dulce para los barcos romanos que surcaban las aguas entre la Península Ibérica e Italia. Su agua es dulce, lo que apoyaría esta hipótesis. Pero otra teoría defiende que se pudo tratar de un templo o santuario en homenaje a los dioses.
Agua dulce en la superficie
Al parecer, los navegantes romanos bebían de esta agua: "Los navegantes que viajaban desde Hispania hasta Italia es muy fácil fondear los barcos y coger agua", explica Manuel Fumás, arqueólogo subacuático. Este agua curiosamente es dulce: "Solo cogían el agua de la parte superficial, a partir de los 6 metros de profundidad se convierte en salada". Con más de 20 investigadores, de momento este proyecto único se ha parado: "La inmersión no ha llegado, probablemente no podamos continuar con la investigación pero creemos que todavía podemos encontrar muchísimas cosas más".
El arqueólogo submarino Manuel Fumás Soldevilla, líder del Proyecto IASCM (Investigación Arqueológica Subacuática en las Cuevas de Mallorca), trata de esclarecer el misterio. Y para ello debe descender por este pozo de agua dulce de 6 metros de largo y estrecho en su entrada, donde apenas hay un metro de ancho.
La primera parte del pozo tiene agua dulce, luego se mezcla con salobre y más profundamente con agua salada procedente del mar. Al fondo de la cueva, a unos unos 180 metros de la entrada, se encuentran las 200 ánforas apiladas. ¿Cómo pudieron llegar hasta ahí? Ese es el misterio aún por resolver.
Xisco Gràcia también ha relatado a Antena 3 Deportes el día que casi muere ahogado en la cueva.