Atletismo
Miguel Ferrer ha corrido los seis maratones más importantes del mundo en menos de un año para recaudar fondos para luchar contra el cáncer
El amor de un hijo a una madre puede hacer mover cielo y tierra, y este es el caso de Miguel Ferrer. Este logroñés ha completado en menos de un año los seis maratones más importantes del mundo (Londres, Berlín, Chicago, Nueva York, Tokio y Boston) con un objetivo claro: luchar contra el cáncer. Su madre ha superado tres veces esta enfermedad y Miguel consideró que este reto era la mejor forma para darle visibilidad y poder recaudar fondos.
En cada maratón, Ferrer no dudó en llevar presentes a cada una de las personas que hizo una donación para esta causa y lo hizo de una forma muy especial: todos los nombres de las personas que ayudaban económicamente se veían reflejados en la camiseta de Miguel en ese maratón, de forma que la lista se iba ampliando en cada camiseta que llevaba maratón tras maratón. En las redes sociales, ha conseguido tener a toda una comunidad pendiente de su desafío, ya que cada vez el cansancio era mayor, mental y físicamente.
"El isquio me saltó por los aires y ahí empezó el gran calvario que he ido sufriendo", explica Miguel Ferrer. Sufrió esta lesión tan solo tres semanas antes de empezar con el reto, por lo que todo se complicó y lo que iba a ser una experiencia maravillosa se volvió, a veces, en una pesadilla: "Se me pasó por la cabeza retirarme muchas veces, pero pensar en toda la gente que tenía detrás apoyándome me daba alas para seguir", relata el deportista.
Participó en los seis maratones poniéndose a prueba, luchando contra su propio dolor, pero en esos momentos siempre estaba su padre con él para apoyarle y darle los ánimos necesarios para poder continuar. Además, en el maratón de Chicago, uno de los propios corredores no dudó en mandarle fuerzas al español mientras que seguía corriendo: "¡Ferrer, eres mi ídolo, te sigo desde Venezuela, tú me inspiraste a correr!"
Pero esa lesión no fue todo. Durante el maratón de Londres sufrió una hipotermia mientras estaba participando en la carrera, pero una vez más, aguantó y pasó por meta. La mala racha siguió y en la recta final de este reto, en el maratón de Boston, se le rompió el sóleo. A pesar del dolor que sentía, pensó en todos los que habían estado con él, sacó fuerzas de donde pudo y logró terminar con nota este desafío.
Tras poner su cuerpo al límite durante todos estos meses, ahora lo más importante para Ferrer es poder recuperarse: a nivel físico de las lesiones, pero también a nivel emocional porque admite que volvió "muy tocado". Eso sí, lleva el deporte en la sangre y no duda en volver, pero sin prisas: "Cuando el cuerpo me pida volver, pues volveremos", reconoce el deportista.
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