Halterofilia
Ser mujer y deportista de élite muchas veces es muy complicado y si hablamos de un país como Kenia, lo es aún más. Por esta razón, Mercy Obiero es un ejemplo de superación y lucha contra los prejuicios.
A sus 42 años, Mercy puede presumir de haber sido la primera halterófila en haber participado en unos JJOO representado a Kenia. Ahora, en mitad del confinamiento por el coronavirus, ha aprovechado para ejercer de madre y abuela.
Y es que Mercy ha ejercido de entrenadora de su hija pequeña Chanel y su nieta Keysha. Con ambas quiere seguir la tradición familiar que ella inició al cumplir los 20 años.
Empezó a ir al gimnasio con su hermano y, aunque la miraban mal por ser mujer, ella no se arredró. Llegó a ser profesional, participó en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, la primera keniana que lo conseguía y la segunda africana.
Ahora su empeño es que la sucedan las pequeñas de la saga en estos tiempos de COVID-19, que para ellas ha tenido un lado positivo, al estar los colegios cerrados.
"Nos ha dado la oportunidad de entrenar juntas incluso más", explica Mercy Obeiro.
Y eso que los medios de los que disponen son muy humildes.
"Tenemos una barra en casa y unas pocas pesas, para hacer técnica, a falta de pesas suficientes", admite Obeiro.
Aún así Chanel ya levanta 60 kilos con 12 años y Keysha con 10 puede con lo mismo que pesa, 32 kilos. Ambas tienen muy cerca el espejo en el que mirarse
"Cuando fue a los Juegos Olímpicos yo estaba muy contenta, la vi por televisión y pensé que yo un día también iré a los Juegos Olímpicos", recuerda Chanel, hija de Mercy.
Y camino lleva de conseguirlo. Tres generaciones de mujeres que son la fuerza de África.