Enduro extremo
Pendientes del 90% y jornadas maratonianas de 100 kilómetros esperan a los pilotos en la prueba celebrada en los Cárpatos. Mario Román fue séptimo en su reaparición mes y medio después de su accidente.
La temporada del enduro extremo acaba de pasar por la carrera más temida: la Red Bull Romaniacs. "En nuestro deporte, es la prueba más dura del mundo en cuanto a la duración", reconoce el piloto español Mario Román. Una competición especial para él, puesto que regresó a la acción tras un grave accidente hace mes y medio en Erzbergrodeo.
Los Cárpatos de Rumanía acogen una carrera única por sus extremas condiciones durante cuatro días. "Pasamos cinco o seis horas en la moto cada jornada durante 100 y 200 kilómetros", explica en una entrevista para Antena 3 Deportes. Román usa una comparación con otra competición de motor para definir la Romaniacs: "Es como un Rally Dakar para nosotros".
A los participantes les espera un trazado en el que acumulan 10.000 metros de desnivel positivo: "Tenemos pendientes del 90% que son auténticas paredes verticales". Ahí sufren para remontar unas motos que alcanzan los 100 kilos de peso. Por ello, muchos se ven obligados a echar el pie a tierra para empujar su vehículo. La técnica lo es todo: "Hay que subir haciendo zetas que decimos nosotros (de lado a lado), para quitar grados de inclinación a la pendiente".
"Para nosotros es como el Rally Dakar"
La Red Bull Romaniacs está de enhorabuena en 2023 porque cumplía su vigésimo aniversario. Con el objetivo de celebrar a lo grande, adoptaron el lema de 'The impossible' y se acabaron viniendo muy arriba. Tanto que los pilotos profesionales protestaron por tramos del recorrido que ponían en serio peligro su seguridad, como cuenta Mario Román: "Nos tocó plantarnos y decir que no estábamos dispuestos a tener un accidente grave y acabar la carrera nada más empezar porque esta edición fuera 'Lo imposible'. Llega un punto que no se vuelve imposible, sino peligroso".
Mario Román no competía desde el pasado 11 de junio. Fue en Austria en el Erzbergrodeo, más conocido como el Gigante de Hierro, donde un accidente con un animal le obligó a abandonar. Un mes y medio, se reencontraba con la moto en Rumanía. "Si un mes y dos semanas después del accidente he estado en la carrera más dura del mundo, hay que hacer un balance positivo", admite.
Un séptimo puesto evidencia la buena recuperación de Román, aunque esa clasificación final le supo a poco. "El día 3 y día 4 estuve en el podio, pero el resultado estuvo condicionado por los fallos mecánicos". Un error del mecánico el primer día y un choque con un árbol en la segunda jornada le lastraron en la general.
La victoria en la general se la llevó Manuel Lettenbichler, que también se alzó con el triunfo en Erzbergrodeo. El alemán mantuvo la regularidad durante las cuatro jornadas y se impuso en la