Fisioculturismo
Comenzó con 15 años cuando aún no le dejaban entrar en los gimnasios y a sus 50 años se retira con el oro europeo en su categoría.
Marcos Herrera, más conocido como Kakko, es toda una institución en el mundo del culturismo en Canarias y en toda España. Su tesón y su forma de vida y de entender el deporte lo han llevado a lo más alto: el oro en el campeonato de Europa de culturismo. Un título que ha logrado en dos ocasiones y con el que ahora, a sus 50 años, ha decidido retirarse.
"Junto a unos amigos montamos un gimnasio casero en un garaje"
Su vida deportiva comenzó cuando apenas tenía 15 años: "Siempre me llamaron mucho la atención los cuerpos musculados, yo quería ser como ellos". Marcos era un niño débil y pequeño, pero solo en apariencia porque su genética le tenía guardadas muchas sorpresas a lo largo de la vida.
"Entré al gimnasio de mi pueblo y no me dejaron inscribirme porque era un niño, no tenía ni 16 y en aquella época todavía existía el mito de que los niños no podían mover peso. Así que, junto a unos amigos montamos un gimnasio casero en un garaje con pesas hechas de cemento, barras de hierro y discos de freno", explica.
Así comenzó una carrera que no ha parado hasta hoy y que no se acaba porque Marcos ha decidido retirarse de la competición pero no del deporte, ya que para él es una manera de entender la vida.
La suya ha sido una vida dedicada al deporte de manera integral, no solo en los entrenamientos diarios sino con hábitos saludables que le han servido para llegar a los 50 con un estado de salud envidiable.
"Todas las personas que conozco de mi quinta tienen alguna dependencia de alguna pastillita", confiesa Marcos con una sonrisa en la boca porque sabe que ese estilo de vida es el único secreto para mantenerse joven.
"Para mí no supone ningún sacrificio. Sin pretenderlo llevo 50 años haciendo lo que cualquier médico recomendaría hoy a una persona de mi edad que empieza a tener achaques". Reconoce que en cualquier deporte la genética marca la diferencia y para mí el culturismo se ha convertido en un método anti envejecimiento.
De pequeño se reían de mi en el colegio porque era muy pequeño y débil: "Hoy le llamarían bullying, en aquellos años era el típico cogotazo de los niños de mi clase porque era el más pequeño de todos".
"Siempre fui muy débil, asmático, tardé en desarrollarme...por eso no me dejaron ni siquiera jugar en un equipo de fútbol infantil". Ahora aquellos compañeros le piden consejo en alguna de sus asesorías de nutrición o deporte.
A sus 50 años ha logrado su segundo oro en el campeonato europeo y con este título ha decidido retirarse. Además ha quedado tercero en la categoría absoluta compitiendo con chavales a los que les dobla la edad: "El que quedó primero tenía 24 y el segundo unos 22. Entre los dos no sumaban mi edad". Por eso para él ese bronce tiene sabor a oro.
Kakko se retira de la competición pero no del deporte, que forma parte de su vida. A los que empiezan les aconseja hacer deporte para mejorar sus vidas, no para lucirse en gimnasios o en playas: "A mí no me verán de fiesta o luciéndome".
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