Rescate en el océano
Dylan fue arrastrado por las corrientes del Golfo y estuvo a la deriva durante horas. Su familia, dirigida por la madre del joven y tras hacerse 90 kilómetros, le encontró sano y salvo.
Un día que aparentaba ser tranquilo en la vida de Dylan, amante del buceo, casi termina en tragedia. Este joven estuvo a la deriva durante horas y sus esperanzas de ser rescatado iban desapareciendo según caía la noche. Cuando daba todo por perdido en la inmensidad del océano apareció quien nunca te abandona: tu propia madre.
Afortunadamente para esta familia la historia acabó bien, con una madre que llora abrazada a su hijo, al que estuvo cerca de perder: "¡Dios mío, Dylan!", gritaba la madre al encontrarle.
"Dios debía estar protegiéndole porque era como encontrar una aguja en un pajar"
"Definitivamente fue un milagro, Dios debía estar protegiéndole, y nuestros ángeles ahí arriba porque llegar adónde estaba era como encontrar una aguja en un pajar", explica Tabby Gartenmayer. Y eso que el rescate pintaba muy mal. Dylan, experto en pesca submarina en apnea, se ve arrastrado por la corriente del Golfo perdiendo de vista el barco de sus compañeros.
"Su padre me llamó y me dijo: 'Dylan lleva perdido más de una hora, me quedé sin respiración'", cuenta la madre. "Apenas podía ver como de ti a mi (le dice al periodista) y estaba anocheciendo, fue cuando pensé: 'esto se pone serio'", asegura Dylan Gartenmayer.
Ni los helicópteros ni la guardia dieron con él
Tan en serio que ni el helicóptero ni el barco de la guardia costera, le encontraban: "Si alguien está perdido en el mar, lo que estás buscando es un objeto del tamaño de un coco y aún es más difícil si se está haciendo de noche", detallaba el teniente Paul Benyovszky, guardia costera de Key West.
La familia se subió a la lancha del abuelo y le encontraron
Ante la gravedad de la situación la familia sale en búsqueda de Dylan en una lancha de su abuelo: "Me repetía todo el tiempo que es muy experto, que ya pescaba en mi vientre, que nació para esto", cuenta la madre. La familia hizo 90 kilómetros por los cayos de Florida hasta el momento en el que afortunadamente encontraron al joven Dylan: "¡Está allí! ¡Dylan!", gritaban.
El vídeo del encuentro es emocionante: "Tan pronto como vi la proa y escuché el motor dije: 'ese es el barco de mi abuelo'", afirmaba el joven en una entrevista junto a su madre. Los gritos de alegría de su progenitora Tabby no hay más que oírlos. Nada como el poder de una madre, esa que nunca perdió la esperanza.