Todo quedó grabado
La vida pende de un hilo, en este caso, de una cuerda de parapente. Un instructor y su alumna, una turista danesa, se vieron en serios problemas y tuvieron que amerizar sobre el mar de Turquía.
Fue el fuerte viento el que empujó al parapentista hacia el mar. Al principio, ambos disfrutan plácidamente del vuelto: "¡Estoy feliz ahora!", grita la mujer. Sin embargo, de repente pierden el control y se ven obligados a un aterrizaje de emergencia.
Finalmente, ambos caen al agua y afortunadamente salieron ilesos.