UNA CADENA DE DESPROPÓSITOS
"Todo esto lo hago por el, por que le echo mucho de menos". Milagros está a punto de derrumbarse delante del altar hecho con fotos de su hijo.
Cristian tenía 21 años cuando cayó al suelo y empezó a sangrar. Acababa de sufrir un infarto jugando al fútbol. Sus compañeros rápidamente fueron al centro de salud, aunque su sorpresa llegó cuando los dos medicos que había se negaron a desplazarse porque el equipo médico que acude a las emergencias se encontraba en Lillo.
Es el protocolo, argumentaban. Así que Cristian, debatiéndose entre la vida y la muerte, no recibió ayuda médica hasta 35 minutos después, cuando llegó la ambulancia que mandó el 112 desde Quintanar de la Orden.
Un helicóptero le trasladó a Toledo, momento que describe su madre: "Llegó vivo a Toledo, tuvo una oportunidad". Otra oportunidad pudo llegar a través del desfibrilador que había en el polideportivo, pero encerrado en una habitación de la que nadie tenía llave.