LGTBIQ+
Valentina Berr, segunda futbolista transexual de España, se retira al no aguantar más los insultos: "No cuelgo las botas, me las cuelgan".
Valentina Berr no aguantaba más, estaba sufriendo y ha tomado una de las decisiones más duras de su vida: despedirse del fútbol. Se ha sentido señalada, insultada y humillada por ser una mujer trans. La primera jugadora transexual de Cataluña no ha podido soportar los ataques de una sociedad que no la acepta y ha dicho adiós al fútbol para cuidarse.
"Viene mucha gente a insultarme y a decirme cosas horrorosas"
Tras cuatro años, deja el fútbol... Aunque en realidad no cuelga las botas, sino que se las cuelgan con solo 29 años: "Exploté, ya no pude más. Mi cuerpo y mi mente han dicho basta", señala la segunda futbolista transexual de España, exfutbolista del Club Esportiu Europa, Terrassa FC y FC Levante Las Planas.
Valentina sufrió ataques de pánico y de ansiedad: "Son focos de violencia donde viene mucha gente a insultarme y a decirme cosas horrorosas", nos explica esta pionera. Una discriminación que Berr no encontró en su día a día en el fútbol femenino: "No me ha pasado ni con compañeras, ni rivales, ni siquiera en la grada prácticamente".
"No somos bestias físicas"
Pero ser trans no ha sido fácil para ella: "Lo que eché más de menos es que mi entorno me escuchara". Valentina lamenta asimismo los continuos controles del nivel de testosterona: "Las instituciones son hostiles. Difunden el falso mito de que somos superiores. No somos bestias físicas. Ya me gustaría a mí tener las condiciones físicas de mis compañeras".
Ella empezó en el fútbol masculino, donde aguantó "dos telediarios": "Estaba completamente fuera. No me sentía a gusto en un vestuario masculino". Ahora, Valentina deja el femenino esperando que la sociedad abra los ojos.
Comunicado completo de Valentina Berr
"Hoy es un día muy extraño. Por un lado, nunca quise que llegara. Por otro lado, llevo meses necesitando que llegue. Hoy, Día Internacional del Orgullo LGTBI+, comunico mi retirada como futbolista. Y quiero explicar por qué y por qué hoy".
"Ya no podía aguantar más los ataques de pánico y de ansiedad cada vez de forma más frecuente, después de los entrenamientos y partidos. Llevo cuatro años sufriendo en silencio el odio y la violencia estructural contra las mujeres trans por parte de instituciones, medios de comunicación y también de muchísima gente que se dedica a acosar a personas que se salen de la norma".
"He tenido que parar por salud mental. Psicológicamente no he podido soportar la presión de ser permanentemente sospechosa y de estar obligada a cumplir un límite de testosterona (que muchas jugadoras que no son trans pueden sobrepasar de largo)".
"O que haya cientos de mensajes en redes insultándome y humillándome. O tener que esconder a mi familia que en la prensa se ha insinuado que yo en realidad no soy una mujer, sino "un señor que se hace pasar por mujer para abusar de niñas en los vestuarios", escrito con clara intención de sembrar el odio y hacernos daño a mí y a mis seres queridos, y a todas las personas que están viviendo algo parecido. Porque las agresiones por LGTBI fobia no sólo son dolorosas para quien las recibe. Las sufrimos todas".
"El fútbol femenino es abierto y diverso, y me he sentido apoyada incluso por quienes no entienden mi realidad. Somos lesbianas, heteros, bisexuales, chicas muy masculinas, muy femeninas, personas no binarias e incluso chicas trans. Desde dentro el fútbol femenino es rico. La realidad es diversa y el fútbol femenino es realidad".