TAMBIÉN HA SIDO CRITICADO EN BRASIL
A Neymar los nervios le han vuelto a jugar una mala pasada este año, y van unas cuantas, lo que le acerca a una nueva suspensión tras agredir a un aficionado el sábado después de perder la final de la Copa de Francia frente al Rennes.
En el dique seco buena parte de la temporada por una recaída en su lesión en un pie, la estrella brasileña ya 'patinó' como espectador en la eliminación del Paris Saint-Germain de la Liga de Campeones ante el Manchester United en marzo. Sus críticas al árbitro en Instagram le valieron tres partidos de suspensión por parte de la UEFA, que deberá cumplir la próxima campaña.
Pero su incidente del sábado con un aficionado del Rennes, que le espetó "aprende a jugar al fútbol" mientras subía por las escaleras del Estadio de Francia para recoger su medalla, lo coloca de nuevo en el disparadero y en puertas de una sanción más dura. Si la comisión de disciplina de la Federación entiende en su reunión del jueves que Neymar propinó un golpe al espectador, aun sin ocasionarle heridas (artículo 1-13), podrían caerle hasta ocho partidos.
El último en censurar su acción fue este lunes su entrenador, Thomas Tuchel, que dijo en rueda de prensa que "no es posible hacer eso" aunque se haya sufrido una provocación. "No me ha gustado nada", dijo el alemán, que ve cómo su buena estrella en París ha comenzado a apagarse tras la eliminación en Europa y la humillante derrota por penaltis en la Copa de Francia contra el Rennes.
Tuchel entendió que "no es fácil subir los peldaños tras una derrota", también para él mismo, pero insistió en que tras una derrota "hay que ser respetuoso". De poco le sirvieron a Neymar las excusas que presentó a través de las redes sociales tras cometer su imprudente acción, en las que además trató de justificar su comportamiento. "¿Actué mal? Sí. Pero nadie puede quedar indiferente" ante los insultos, señaló el delantero en su cuenta de Instagram.
Los medios en Francia se preguntan por el motivo de esas salidas de tono de Neymar, que evidencian el momento frágil que sufre un jugador que nunca ha llegado a congeniar del todo con la afición parisina. Si en su primera temporada fue la tensión soterrada que vivió con el uruguayo Edinson Cavani, ídolo de la hinchada del PSG, en esta segunda se ha visto opacado por el emergente Mbappé.
En ambos cursos, además, tuvo que vérselas con su inoportuna lesión en el quinto metatarsiano del pie derecho, que este año lo mantuvo alejado de los terrenos tres meses, desde finales de enero hasta hace una semana. La ausencia del césped no le sienta bien al exjugador del Barcelona, que este año también fue noticia por aparecer bailando en el carnaval carioca poco después de abandonar las muletas por su lesión.