PRIMERA DIVISIÓN JORNADA 15 | REAL MADRID 3 - 2 DEPORTIVO
Otro testarazo de Sergio Ramos cuando el Real Madrid estaba a punto de pagar caro un exceso de confianza innecesario, en la lona por un doblete de Joselu que resucitaba LaLiga, salvó el récord de Zinedine Zidane (3-2) y mantiene la ventaja de puntos antes de encarar el Mundial de Clubes. El don de Ramos no es fruto de la casualidad. De nuevo se puso el disfraz de salvador en los últimos segundos de un partido que enloqueció cuando el Real Madrid le puso la intensidad necesaria.
Unido a la cercanía del Mundial de Clubes invitó a Zidane a realizar rotaciones. Se le fue la mano. Hasta siete de los once titulares eran caras nuevas. Un partido que sobre el papel no debería de costar al conjunto madridista se le complicó. Acostumbrado a tener en Marcelo un puñal irrefrenable, en Modric al maestro de ceremonias y la BBC para decidir, renunciar a todo de golpe era un directo a la personalidad del equipo. Necesitaba nuevos líderes y apenas asomó Isco Alarcón para asumir responsabilidades.
Sin continuidad en un juego a impulsos, el Real Madrid pudo romper el duelo por un exceso de confianza de Juanfran. Error de extremo reconvertido a lateral controlando con el pecho un balón dentro de su área. Nacho le robó la cartera y Albentosa salvó los muebles. James estaba activo en la construcción pero los de Zidane no generaban fútbol en los últimos metros. Un disparo desviado de Isco, un centro con peligro de Marco Asensio desde el costado derecho o una falta de Ramos eran intentos en vano.
Con más peligro remató en menos llegadas el Deportivo. Borges fue el protagonista en dos acciones claves. La primera la sacó ágil Keylor Navas, cuando su compatriota tico se adelantó a la defensa tras centro de Albentosa. El segundo, un testarazo a falta de Colak, lo repelió el poste ante el nerviosismo del Bernabéu. Lo avanzado en el Camp Nou se podía tirar por tierra. El Real Madrid solo funcionaba cuando el balón pasaba por Isco y James perdonaba la más clara.
Morata marca y Joselu congela el Bernabéu
Nada cambiaba en la reanudación hasta que apareció Morata. De la nada hizo gol y abrió el partido. Era el minuto 50 cuando recibió en la frontal, se giró y su disparo con rosca fue imparable para Tyton. El Real Madrid tenía lo que buscaba y en vez de buscar sentenciar se echó a dormir. Jugar sin la tensión necesaria en el fútbol de hoy en día se paga ante cualquier rival, por mayor distancia entre plantilla que exista. Gaizka Garitano lo vio y cambió su plan sobre la marcha.
La entrada de Joselu era lo que necesitaba un Depor que jugó sin miedo, arriesgó y recogió el premio. Andone no tuvo ocasiones que rematar pero dejó un trabajo clave. De su presión nació todo y del exceso de confianza de Casemiro en una acción en la que cerraba y que tras salvar se complicó. Le robaron la cartera y Joselu resolvió con un zurdazo a la escuadra. El delantero que competía con Morata en la cantera blanca volvía a casa tras crecer en Alemania para dejar atrás el sufrimiento de una lesión nada más llegar al Depor.
En dos minutos helaba el Bernabéu. Otro error, en esta ocasión de Ramos, provocó que Andone ganase la espalda de Pepe y su centro de nuevo lo rematase a la red el exmadridista. Restaban 25 minutos para el final y al Real Madrid no le quedaba otra que el toque de corneta. De golpe aumentó la intensidad que le faltaba y Zidane realizó nuevamente cambios discutibles que con l resultado se quedan en el olvido. Quitó a Isco antes que a un fundido James, para meter a Mariano.
Ramos, de nuevo Ramos
Y más tarde tuvo que recurrir a Marcelo a la heroica y dejando defensa de tres. El fútbol directo del Real Madrid y los excesivos metros que reculó el Deportivo planteaban un final de infarto. A seis del final, Mariano con el hombro remataba a la red un centro de Lucas Vázquez para convertir el mal partido en un mal menor. Tyton realizaba dos buenas paradas y acababa estrellándose con el poste tras cabezazos de Ramos y Morata. Así llegaba el añadido y un córner.
Una historia repetida, conocida por los rivales pero que nadie puede frenar. De nuevo Ramos se elevó ante la defensa rival, remató con el corazón y salvó al Real Madrid. Será su Liga si el equipo de Zidane mantiene la actual firmeza.