Golpe de autoridad
El Real Madrid se ha convertido en líder en solitario de LaLiga Santander gracias a los goles de Vinicius y Rodrygo, sus jóvenes perlas brasileñas, que premiaron la valiente apuesta de Zinedine Zidane por la segunda unidad como método para derrotar al invicto Osasuna.
El preparador galo ya ganó una Liga con la segunda unidad. El título que más valora el francés por encima de la racha histórica de conquistas de 'Champions'. Y lo hizo con valentía, arriesgando con una segunda unidad, que no le falló.
Ante Osasuna comenzó a probar a la nueva camada. Con ocho cambios en el once que provocaron un riesgo que él asume. Sus jugadores necesitan confianza y solo creerán en su mensaje si lo cumple dándoles minutos. La plaga de lesiones madridista ha provocado que el paso al 'plan B' de Zidane fuese aún más llamativo.
Osasuna acudía a la cita con bajas importantes e imitó al Levante con el descaro del que tiene poco que perder y un margen amplio para disfrutar en el Santiago Bernabéu. Defensa alta y control en el primer acto, inquieto con la movilidad de Brandon y las incorporaciones de Estupiñán.
El Real Madrid pasaba de la imagen solidaria y fortaleza defensiva de Sevilla a las dudas en su inicio. Añoraba la figura de un referente entre líneas. Jugadores del perfil de James, Modric o Isco que superan líneas con facilidad y se asocian con los jugadores de ataque. Eso nunca lo darían Casemiro, Valverde y Kroos en el experimento más rocoso para la medular de Zidane.
Lo poco que hubo en ataque llegó gracias a acciones individuales. Arranques de Vinicius, que tenía ganas de demostrar. Una carrera contra el mundo de Odriozola en la que solo creyó él y a punto estuvo de encontrar el gol en la acción más surrealista. Apuró hasta el fondo y su centro lo remató Raúl Navas contra su propia portería. Solo la agilidad de Rubén, rápido de reflejos, evitó el gol. Donde habita Benzema estaba Luka Jovic, que no pudo acomodar el cuerpo para firmar su ansiado primer tanto de blanco.
Junto a un disparo lejano de zurda de Kroos fue lo único de un Real Madrid al que le costó asociarse en el primer acto, jugar en equipo. Fue cuando apareció Vinicius con papel salvador. Recibió algún silbido a su descaro, cuando perdió la pelota regateando, y lo compensó con un derechazo desde la frontal que se benefició del toque de la defensa rival para crear una parábola imparable.
En su celebración, conteniendo como pudo las lágrimas, sacó a relucir la ansiedad que sufría por no marcar. Ocho meses sin hacerlo y muchas oportunidades desaprovechadas en la gestación de un problema que encaró con firmeza.
Se liberó el brasileño que de golpe, pasó a ser el referente del pasado curso en las jugadas de ataque. La pidió siempre, encaró, volvió a chutar buscando el doblete y un pase de la muerte que no encontró rematador.
En el otro área se estrenaba con firmeza Areola, exhibiendo un poderío aéreo que hacía tiempo no se veía en el Bernabéu y rápido en la salida evitó la mejor ocasión de Cardona. Osasuna no le perdió nunca la cara al duelo. Compitió bien, sintió posibilidades y se lanzó por ellos consciente de los riesgos que corría.
El Real Madrid estuvo más cómodo. Cualquier error rojillo era un riesgo mayor. Y lo cometió Estupiñán en salida de balón. Con espacios disfrutó Lucas Vázquez que regaló el gol a Jovic. Con todo para marcar, su mala colocación del cuerpo provocó el fallo en su disparo de zurda.
La incapacidad ofensiva de Osasuna, que se estrellaba con la velocidad de Militao al corte el primer día de exhibición de sus virtudes, contrastaba con la facilidad de generar peligro del Real Madrid. Así llegaba el deseado tanto de Jovic, apareciendo de nuevo Lucas entre líneas y repitiendo asistencia al espacio. Esta vez definió de primeras de diestra a la perfección pero el VAR anulaba su tanto por fuera de juego y la opción de sentenciar el duelo.
Llegó cuando Jagoba Arrasate quemó las naves. Cambió sus puntas y metió la calidad de Roberto Torres. No tuvo tiempo, la apuesta de Zidane por hacer debutar a Rodrygo encontró el premio con rapidez. En su primer balón, como en su día hiciese su compatriota Ronaldo marcó un gran tanto. Mató un pase en largo con una pisada en carrera, encaró, recortó y colocó el disparo ajustado al palo en la mejor presentación posible de un futbolista. Calidad y descaro de una perla brasileña con mucho futuro.
Así, el Real Madrid llega líder al derbi madrileño del Wanda Metropolitano.