Vuelve el partido que todos quieren jugar
Por @MarioCortegana
Parafraseando a la figura que da nombre a Fausto, de Goethe, tenemos desde el viernes pasado dos almas viviendo en nuestro pecho: una nos impide olvidar París, olvidar que tenemos argumentos para tener miedo; la otra nos pide un pretexto, una excusa cualquiera por la que conseguir no pensar más de la cuenta durante un rato. Ese rato es un Clásico, 90 minutos, que en el Bernabéu, dicen, son molto longos. Ese rato justifica que el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes.
No se trata en ningún caso de coger el tipex y tapar de la memoria la crudeza de esta última semana. Por ello, entre otras cosas, el Madrid, que ya apoyó a Lorca o a Haití, entre otros, hará que suene La Marsellesa en su santuario, según adelantó Hermel en 'El Chiringuito'. También habrá un minuto de esos que llamamos de silencio, de esos que, cuando son respetados y sentidos, dicen mucho y lo dicen muy alto.
Sólo fútbol
A partir de ahí, ojalá sea todo fútbol, la enésima entrega de la saga 'El partido del siglo', otro duelo de película a cuyo estreno llegan los dos directores desde caminos antagónicos: un Benítez siempre bajo sospecha y un Luis Enrique crecido por la credibilidad que se concede a quien viene de ganar un triplete.
El Madrid contará con todos los actores, principales y secundarios, por segunda vez en la temporada: gustazo para la platea, rompecabezas para el del banquillo. Las urgencias han marcado la previa madridista; urgencias en noviembre y a tres puntos del líder, sí, porque eso y no sólo presumir de tener 10 Champions es ser el Madrid. Al Barça, a este Barça imponente tras aquella impotencia de perder a Messi -ahora entre algodones-, parece no amilanarle nada. Pero el Bernabéu son palabras mayores y el Madrid sabe que el honor en juego vale más que los tres puntos esta tarde: que te quiten el mejor sitio para ver la tele irrita, que lo haga en tu propia casa alguien que nació cayéndote gordo es inadmisible.
Sea como fuere, gane quien gane, que sólo se hable de fútbol será lo más importante. Ojalá la gente vaya en masa y sin miedo, grite, se quede sin palabras, ría y llore; todo por el fútbol. Ojalá sólo se hable de táctica, de técnica y de pasión. Ojalá sólo se hable de si el árbitro ha acertado o no. Ojalá sólo alegre, preocupe o enfade que Cristiano meta un gol más que Messi y Piqué le dedique uno a Kevin Roldán.