Mundial de Qatar 2022
Así se gestó la Copa del Mundo más polémica de la historia, un torneo que se jugará en invierno por vez primera para evitar el clima extremo del Golfo Pérsico: escándalo por corrupción en la FIFA y miles de muertos en la construcción de los estadios, según varias investigaciones.
Por primera vez en la historia de los Mundiales, que arrancó en Uruguay allá por 1930, la mayor cita del fútbol se jugará en otoño-invierno. Este año comienza el 20 de noviembre, cinco meses después de lo habitual, para evitar así a futbolistas y aficionados el calor nocivo del Golfo Pérsico. Sin embargo, los trabajadores no pudieron escapar al verano y miles de ellos murieron en los preparativos del torneo por las arduas condiciones de trabajo bajo un sol abrasador. Cada cuatro años y durante un mes, los países anfitriones del torneo se muestran como actores globales, mostrando todo su poderío al resto del planeta. No obstante, esta será la Copa del Mundo más polémica de la historia: las temperaturas cada vez más extremas y el dudoso historial de derechos humanos de Qatar se aliaron contra los obreros.
"Dios sabe que hay días en los que no puedo seguir adelante, todo se me hace demasiado... Lo único que me mantiene vivo es pensar en mis hijos"
"Mi vida aquí es como estar en una cárcel. El gerente de la empresa dijo: si quieres quedarte en Qatar, cierra la boca y sigue trabajando", lamenta Deepak, obrero metalúrgico de las obras del estadio Jalifa. Y este es el testimonio de Sakib, jardinero bangladés: "Dios sabe que hay días en los que no puedo seguir adelante, todo se me hace demasiado... Lo único que me mantiene vivo es pensar en mis hijos". Kamal, nepalí montador de andamios, dice estar harto del país: "Estoy harto de este lugar. El trabajo es duro, el campamento está sucio y es pequeño y todavía no he recibido una paga". Son solo algunas declaraciones de trabajadores que recoge Amnistía Internacional. Ángel Gonzalo, su portavoz en España, denuncia en Antena 3 Noticias las condiciones laborales de quienes han levantado los estadios: "Han trabajado en condiciones de semi-esclavitud 16 ó 20 horas diarias a temperaturas de 50 grados centígrados. Y esto ha provocado que muchos de ellos hayan perdido la vida", explica. Se estima que 1,7 millones de migrantes, más de dos tercios de la población del país, trabaja en Qatar. Son operarios de Nepal, India o Bangladesh que en muchos casos huyen de la pobreza y que han llegado a pagar comisiones de contratación que van de los 500 a los 4.300 dólares a contratistas sin escrúpulos. Algunos incluso han denunciado trabajos forzosos: viven hacinados, no pueden cambiar de trabajo, no pueden salir del país y tienen que esperar meses para cobrar salarios muchas veces inferiores a los prometidos.
Los 8 años más cálidos de la historia
La temperatura máxima diaria en Doha es ahora en torno a un grado Celsius más cálida de media en verano que cuando se anunció el Mundial hace ya 12 años, según los datos que proporciona el aeropuerto de la ciudad. Oriente Medio es una de las zonas más tórridas del planeta, si bien el continente europeo es la región del mundo que más se calienta, según un informe de 2022 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El trabajo de construcción bajo estas condiciones será inviable en el futuro. La ONU ha lanzado una seria advertencia en la Cumbre del Clima: el planeta envía señales de socorro y los últimos ocho años han sido los más cálidos de la historia. Crece el nivel de mar, se descongelan los glaciares y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos. Todo ello se traducirá en enormes pérdidas económicas: la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU estima que se perderán unos 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo para 2030. Sin embargo, muchos empleados siguieron trabajando en el verano qatarí con temperaturas superiores a los 40ºC. Dicho calor, combinado con la alta humedad de la zona, supone un cóctel aún más dañino para la salud; a mayor humedad, menor evaporación del sudor, lo que provoca un aumento de la temperatura corporal. Mareos, náuseas, colapsos, dolores de cabeza, vómitos, fallos orgánicos o calambres musculares suelen ser las consecuencias.
Cierto es que otros factores como la deshidratación, el estrés laboral, el exceso de analgésicos o la mala alimentación pueden agravar los estragos del calor. La solución siempre ha sido sencilla: descansos y pausas en las horas de sol e hidratación constante. Tras las críticas recibidas, Qatar hizo cambios y en 2018 prohibió trabajar al aire libre desde las 11:30 horas hasta las 15:00 horas, dividiendo las horas de trabajo en turnos de madrugada y tarde. En 2019, y acosado por las condenas de grupos de derechos humanos y laborales, el país implementó nuevas reformas tras la visita de representantes de la OIT: se amplió un mes más el horario de verano y también se añadió una hora y media (de 10:00 a 15:30 horas) a la prohibición del trabajo a mediodía en los meses más cálidos. Además, en 2021 finalmente se puso fin al polémico sistema de Kafala que ataba a los trabajadores a sus empleadores y no les dejaba cambiar de trabajo o salir de Qatar sin su permiso. Según la OIT, los ingresos en hospitales por alteraciones producidas por el calor se redujeron drásticamente. Asimismo, según 'TIME' el Ministerio de Trabajo cerró este mismo verano casi 500 lugares que incumplían la nueva legislación laboral de protección contra el calor.
La Copa del Mundo más cara de la historia
Todas estas medidas habrían convertido a Qatar en uno de los países con una estrategia más avanzada contra el calor. Sin embargo, ¿hasta dónde tiene capacidad para hacer cumplir la ley? ¿Y por qué se vio forzado a cambiar su política de opresión de los trabajadores? La apuesta por 'adquirir' la cita mundialista ha acarreado controversia y críticas de los defensores de los derechos humanos, que lamentan que el torneo se juegue en un lugar con leyes que penalizan la homosexualidad y restringen la libertad de expresión. Qatar, con un tamaño similar al de la Región de Murcia, es el país más pequeño que ha sido anfitrión de un Mundial de fútbol. Ha invertido más de 220.000 millones de dólares en los preparativos del campeonato, construyendo seis estadios, un nuevo aeropuerto, todo un sistema de metro y kilómetros de carreteras; es el Mundial más caro de la historia. El objetivo no es otro que legitimar el régimen del jeque Tamim bin Hamad Al Thani y cumplir su visión de Qatar como un país puntero a nivel planetario; se prevé que 1,5 millones de visitantes internacionales, el equivalente a la mitad de la población del país arábigo, llegará al país durante la cita.
Para ello, Qatar se ha exprimido a fondo, construyendo seis nuevos estadios con campos de fútbol cubiertos de césped traído en avión desde Estados Unidos y sistemas de aire acondicionado para exteriores que pueden bajar la temperatura hasta más de 11ºC. El estadio Ahmad bin Ali, por ejemplo, cuenta con un sistema de aire acondicionado inaudito, pues tiene salidas de ventilación en sus 40.000 asientos para refrescar a los asistentes hasta unos cómodos 22 ºC. Pero la joya de la corona está en Lusail, a 20 kilómetros de Doha, en un estadio con un aforo para 80.000 aficionados que albergará diez partidos, incluida la final, y que fue proyectado por el alemán Albert Speer Junior, nieto del Albert Speer arquitecto jefe de Adolf Hitler durante el Tercer Reich. Es paradójico que Qatar, un país que en el siglo XX habitaban piratas y pescadores de perlas, ofrezca hoy una vista previa de las tecnologías del futuro. Todo, en un lugar transformado por fortunas fruto del petróleo y el auge del gas natural en los años noventa: de la noche a la mañana brotaron centros comerciales gigantescos, rascacielos y hasta una isla artificial con forma de perla. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), es el quinto país en renta per cápita mundial. Qatar rivaliza con los potentes vecinos de la zona, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, y ha invertido durante una década su orgullo nacional en la organización de la Copa del Mundo 2022.
Acusaciones de miles de muertos
¿Cuál ha sido el coste en vidas de tan faraónica construcción? La Confederación Sindical Internacional (CSI) ya advirtió en 2013 que unos 4.000 trabajadores corrían peligro antes del partido inaugural por las prácticas laborales en el país. Eran unas proyecciones basadas en el recuente de muertes publicado por las embajadas de India y Nepal y respaldadas por informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Según una investigación de 'The Guardian', la cifra de fallecidos podría ascender a 6.500 trabajadores desde 2010. La OIT, por su parte, afirma que solo en 2020 habrían muerto unas 50 personas, un año en el que habrían sufrido lesiones unos 37.600 operarios. Sin embargo, Mahmoud Qutub, director ejecutivo del Comité Supremo para el bienestar de los trabajadores y los derechos laborales, solo ha reconocido un total de tres fallecimientos "relacionados con el lugar de trabajo" durante los preparativos de la Copa del Mundo en la última década. Curiosamente, la estricta legislación del país árabe solo exige a las empresas una indemnización si el deceso llega literalmente en el lugar de trabajo, por lo que muchos "problemas renales", "ataques al corazón", "insuficiencias respiratorias” o incluso una muerte por el choque de un autobús yendo al puesto de trabajo no computan como accidentes laborales.
Corrupción en la adjudicación de la FIFA
La FIFA, federación internacional de fútbol que gobierna el evento, ha lidiado durante estos años con acusaciones de corrupción por la elección de Qatar como sede en 2010. Nueve años después, se desveló que la elección fue comprada a golpe de talonario. Michel Platini, el expresidente de la UEFA, fue detenido tras reunirse con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en un encuentro en el que estuvo presente también el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, actual emir de Qatar. Mohamed bin Hamman, el más alto ejecutivo del fútbol en Qatar hasta 2011 y presidente de la Confederación Asiática, fue entonces la clave de bóveda de la elección; según 'The Sunday Times', Qatar llegó a pagar algo más de 780 millones de euros a cambio de que el Mundial de 2022 se celebrara en el país asiático, asegurándose el voto favorable de la candidatura. Joseph Blatter, presidente en aquel momento, se vio obligado a dimitir en 2015 por los escándalos de corrupción en la elección de diferentes sedes y terminó siendo inhabilitado. Años después ha calificado como un "error" la elección de Qatar como sede. Este mayo varias organizaciones laborales y de derechos humanos exigieron a la FIFA que destinara 440 millones de dólares, la misma cantidad que entrega en premios durante el campeonato, a indemnizar a los trabajadores que sufrieron abusos durante los preparativos del Mundial. Parece que la FIFA aún está "considerando" dicha propuesta, según Amnistía Internacional. Entretanto, el máximo organismo del fútbol ya se ha asegurado 5.518 millones de euros antes de la cita mundialista por las ventas de derechos de televisión y de marketing, el 95% de lo que pretendía ingresar para el ciclo 2019-22.
"Tenía que estar sentado bajo el sol durante mucho tiempo. Creo que tuvo un ataque al corazón por la sequedad y el calor, porque nunca había oído nada de que estuviera enfermo", ha relatado Bumishara, esposa de Yam Bahadur, fallecido en las obras de la Copa del Mundo. Por desgracia, solo es un nombre entre miles. Esta Copa del Mundo es un viaje al pasado, concretamente a un régimen que ha cometido crímenes contra los derechos humanos, con restricciones a la libertad de expresión y que tiene sometidas a mujeres y a la comunidad LGTBIQ+. También es un anticipo de lo que la tecnología, aire acondicionado exterior y techo retráctil mediante, puede ayudarnos a paliar las temperaturas extremas. Porque el Mundial de Qatar es el enésimo ejemplo de un régimen que trata de legitimarse a través de un gran evento deportivo y un aviso de que las olas de calor del verano ya no solo son excepciones meteorológicas extremas, sino normas estacionales causadas por un clima cambiante.