Atlético de Madrid
Mario Hermoso perdió los papeles al escuchar insultos procedentes de la grada y saltó a enfrentarse con los ultras de su equipo.
Si algo tuvo el partido que enfrentó a Atlético de Madrid y Villarreal en el Metropolitano fue caos y bronca. El Villarreal sentenció su victoria en el añadido, pero entonces llegó el turno de la tangana. Sin embargo, esta no solo se quedó en el césped entre los jugadores de ambos conjuntos, sino que se trasladó a la grada con Mario Hermoso enfrentándose a un sector de la afición de su equipo.
Empezando por el final, con el partido ya acabado, algunos jugadores del Atlético de Madrid se encontraban trabajando sobre el césped, entre ellos, Mario Hermoso. Fue entonces cuando una parte del fondo sur, donde se sitúan algunos de los aficionados más radicales, empezaron a insultar a Griezmann.
Hermoso se dirigió inmediatamente a ese sector de la afición que también comenzó a insultarle a él. Son dos de los miembros del cuerpo técnico del Atlético de Madrid los que intentan frenar a su futbolista que, visiblemente nervioso, consigue zafarse de ellos y saltar a la grada para encararse con ellos. Un miembro del personal de la seguridad del estadio es el que sujeta a Hermoso para que no continúe el enfrentamiento.
Ante la situación, los insultos aumentan e incluso se produce algún lanzamiento de objeto al campo. Mientras tanto, los jugadores que acompañaban a Mario Hermoso en el trabajo físico observan la escena desde fuera.
La bronca con Gerard Moreno
Minutos antes de este incidente, otra trifulca entre jugadores y público se produjo en el Metropolitano. Al marcar el gol definitivo, Gerard buscó la cámara y sacó la lengua, un gesto dedicado a sus hijas que el delantero realiza desde hace 9 años cuando juega fuera de La Cerámica.
La afición atlética lo entendió como una falta de respeto hacia ellos, Oblak también se lo recriminó al jugador. Pitos, objetos en el campo y una tangana. Al final, cuando el futbolista 'groguet' se dirigía a los medios para la entrevista flash, recibió un aluvión ensordecedor de insultos.