JORNADA 28 LALIGA | LEGANÉS 0-2 GIRONA

Portu acaba con el Leganés en Butarque y da aire al Girona

Butarque volvió a saborear ante el Girona (0-2) el gusto amargo que produce una derrota en duelo oficial del Leganés cuando juega como local, algo que no había experimentado desde que el pasado mes de septiembre se marchó el Villarreal con los tres puntos.

La victoria que no habían conseguido con anterioridad equipos como el Barcelona, el Atlético, el Sevilla, el Valencia o el Real Madrid en la Copa del Rey se la llevaron los gerundenses frente a un contrario que esta vez no pudo tapar con el ímpetu sus carencias en algunos aspectos.

Afrontaba el anfitrión varios retos, ninguno de ellos menor. El más importante, seguir alejándose del descenso y acercándose a los puestos que dan acceso a las competiciones europeas la próxima temporada. También vencer por fin a su rival, algo que no había conseguido en los siete precedentes.

Además estaba el ya mencionado de mantener la solidez ante su público. Para ello recuperaba Mauricio Pellegrino a cuatro titulares habituales que no habían participado ante el Atlético por sanción y que entraron directos al once. Así las cosas, Cuéllar se situó en la portería, Siovas en el eje de la zaga y Recio y Óscar Rodríguez ocuparon puesto en el centro del campo.

En cuanto al cuadro visitante, modificó la retaguardia casi al completo con respecto a la jornada anterior pues solo repitió en la misma Alcalá. A su lado, Pedro Porro, Juanpe y Muniesa. Empezaron ambos equipos exhibiendo un ritmo lento, cincelado a base de posesiones largas que nunca tenían como colofón acciones de peligro.

Sin embargo, el Girona se mostró más despierto que un contrario narcotizado y sacó provecho de dos situaciones aisladas para adquirir una cómoda ventaja. El uruguayo Stuani, un habitual en el arte del gol, ejerció esta vez como catalizador y, aunque no tuvo protagonismo en la suerte final, se mostró esencial en ambas jugadas ganando batallas aéreas que terminaban en escabechina.

En la primera peinó un esférico puesto en largo desde el costado izquierdo dejándoselo a Borja. Prolongó éste al borde del área y recibió Portu tras filtrarse entre Omeruo, Siovas y Kravets. Ninguno de los zagueros consiguió darle alcance y finiquitó el atacante definiendo por bajo.

No aprendieron de su error los madrileños, pues volvieron a tropezar con la misma piedra. Como continuación a un saque de puerta otra vez Stuani saltó más que sus compañeros de vuelo y facilitó que Valery se marchase cómodamente por una banda. A su lado Portu, quien solo tuvo que empujar a la red el pase de la muerte.

Todo ello en menos de diez minutos. Sangraban los blanquiazules y mayor pudo ser la hemorragia cuando la estrategia se hizo notar. Una volea de Muniesa al borde del área, acto seguido de una falta lateral, obligó a una gran intervención de Cuéllar. Poco después Juanpe, en otra acción a balón parado, se encontró con una pelota muerta en el interior del área.

Tan fácil debió verlo, pues se hallaba solo, que le pegó a romper y la estrelló contra el larguero. Al final, más por dignidad que por insistencia, ofrecieron algo los de Pellegrino al filo del descanso. Kravets probó a Bono desde la frontal y Nyom vio cómo le anulaban su gol por fuera de juego, milimétrico en el caso de serlo.

De los vestuarios volvió el Leganés con El-Zhar como reemplazo de Diego Reyes y por tanto con una mayor vocación ofensiva. Caló el discurso en un conjunto más incisivo que se acercó con un tiro de Óscar Rodríguez detenido por el portero y con otro de Braithwaite que se fue al lateral de la red.

En el otro área una falta ejecutada por Stuani silbó cerca del larguero. Toda vez que a los leganenses el esfuerzo no parecía servirles, desde el banquillo se apostó por quemar más madera. De este modo, Carrillo suplió a Recio y el dibujo pasó a ser un 4-2-4 utilizado en duelos previos cuando la situación era adversa.

Sin nada que perder, se incrementó el empuje con el aliento de la grada. El Zhar avisó disparando fuera después de una impecable internada y Alcalá sacó bajo el larguero un golpeo de Santos. No hubo más y la derrota cayó por su propio peso, bajando el Leganés de la muralla donde se había parapetado durante meses.

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