LIGA BBVA JORNADA 23 | ESPANYOL 0-5 REAL SOCIEDAD
La Real Sociedad logró su primer triunfo (0-5) a domicilio de la 'era Eusebio' contra el RCD Espanyol en el último encuentro de la vigésimo tercera jornada de la Liga BBVA, disputado este lunes en el RCDE Stadium, y puso en el alero el futuro de Constantin Galca en el banquillo blanquiazul.
Con esta derrota, el conjunto 'perico' confirmó que está inmerso en una crisis de resultados -5 puntos de 24 posibles con Galca- y se halla tan sólo un punto por encima de la 'línea roja' del descenso que marca Las Palmas. En cambio, la Real Sociedad toma aire en la zona templada de la tabla.
Fueron dos zarpazos en seco en apenas ocho minutos. Dos goles en sendas contras calcadas culminadas por Jonathas -cinco tantos en cuatro partidos contra los 'pericos'- y Carlos Vela, que hicieron añicos con su velocidad la retaguardia espanyolista y pusieron una distancia (0-2) que se antojaba decisiva ante una afición local perpleja.
"Los entrenadores están sujetos a los resultados", recordó Galca la víspera del duelo de necesitados, dos equipos que estaban muy lejos del anhelado objetivo de Europa y que se encontraban mucho más cerca del abismo del descenso a la Liga Adelante.
En cambio, la Real, con un juego dinámico y combinativo, no dejó resquicio a la duda. Ni siquiera tras el descanso, en el que el idolatrado Pau López sustituyó en la portería al recién llegado Arlauskis. Los de Eusebio siguieron a lo suyo y Mikel Oiarzabal, en una pared, y Diego Reyes, de cabeza en un córner, alimentaron aún más la bronca en el RCDE Stadium.
Con el 0-4, el Espanyol tuvo un arranque de dignidad, más con el corazón que con las piernas, que fue baldío frente a un rival que pudo hacer aún más grande la sangría local si Carlos Vela y Jonathas hubieran estado más acertados.
El brasileño ex del Elche sumó un doblete y redondeó la 'manita' de la Real, al castigar la fragilidad defensiva local con una volea casi en el minuto 90. La grada despidió con una pañolada al equipo de Galca, que, cabizbajo, esperó a sus pupilos casi con la certeza de que su futuro está escrito.