PRIMERA DIVISIÓN | VALENCIA 2-1 GIRONA
Un tanto en propia meta y un penalti permitieron a los valencianistas neutralizar el gol inicial del Girona en un choque en el que ambos equipos jugaron bien al fútbol, dispusieron de ocasiones y demostraron con claridad la esencia de su filosofía futbolística.
La primera mitad fue muy trabajaba por parte de dos equipos con las ideas claras y un esquema de juego muy definido, aunque el conjunto catalán empezó mejor que el Valencia. A los tres minutos, un remate de cabeza de Juanpe obligó a Neto a hacer su única parada del primer periodo y poco después una gran jugada de Mojica por una banda culminó con un buen cabezazo de Portu, que puso el 0-1 en el marcador.
Le costó un poco al Valencia reaccionar, pero pasado el cuarto de hora de juego su dominio pasó a ser insistente ante un rival que se defendía muy bien, por lo que los ataques de un Valencia versátil y con buenos cambios de ritmo no iban acompañados de claridad de cara a puerta.
Pese a ello, una penetración muy peligrosa de Guedes casi a la media hora de juego propició el empate tras un disparo que Ramalho introdujo en propia meta y que premiaba los merecimientos de los locales.
Continuó la misma dinámica, el Girona tuvo una oportunidad por medio de Stuani y el Valencia un par en remates de Paulista y Guedes y el encuentro llegó al descanso en una fase de buen fútbol local y mucho orden defensivo visitante, mientras el público reclamaba penalti en un acción de Bono sobre Rodrigo.
La segunda mitad comenzó con el 2-1 para el Valencia al señalar el árbitro penalti de Maffeo a Gayà, que Parejo transformó sin dar opción a Bono, lo que cambió la dinámica del partido al abrir líneas el Girona y encontrar espacios a la contra el equipo de Marcelino García Toral.
Era el tipo de partido que más le interesaba al Valencia y obligaba al equipo de Pablo Machín a ofrecer una versión algo más ofensiva para buscar el gol ante un rival que se sentía cómodo al contragolpe. El partido no tenía el ritmo del primer tiempo, pero mantenía el interés por lo ajustado del marcador y por el confianza que unos y otros mostraban en su idea futbolística como arma para conseguir su objetivo.
A medida que pasaban los minutos, el dominio territorial y las ocasiones de gol del Girona aumentaron ante un Valencia más defensivo, centrado en controlar a su rival y en poder sorprenderle. Con todo ello, el final del encuentro fue trepidante y los puntos se quedaron en Mestalla, por donde pasó uno de los equipos más trabajados de los que han jugado hasta ahora en este estadio.