SU DEBUT FUE CONTRA EL MELILLA
El precedente de Zidane ha pesado demasiado sobre Solari. Vivió una situación calcada a la del francés, tomando las riendas de un equipo a la deriva dirigido por, en este caso, Lopetegui, para intentar encauzar una temporada que pintaba muy mal para el Real Madrid.
Lo cierto es que no pudo empezar mejor el argentino, sumando cuatro victorias ante Melilla, Valladolid, Viktoria Plzen y Celta, tres de ellas fuera del Bernabéu. Pero su primer golpe llegó ante el Eibar. En Ipurúa, el Real Madrid se llevó un duro 3-0 y las dudas volvieron.
Tocaba remontar el vuelo y se lograron otras cuatro victorias consecutivas ante Roma, Valencia, Melilla de nuevo y Huesca. Pero a la quinta volvió a ser la vencida, un nuevo 0-3, esta vez en el campo del CSKA. La clasificación para octavos estaba conseguida, pero los blancos pasaron como segundos.
La mejor racha de resultados
Lo siguiente fue una ajustada victoria ante el Rayo Vallecano, 1-0 en un Bernabéu que veía cómo poco a poco el equipo pecaba en los mismos vicios que con Lopetegui. Esta vez no hubo cuatro victorias seguidas, sólo una; después, empate en el campo del Villarreal y derrota en el Bernabéu frente a la Real Sociedad. Cuatro puntos que se desperdiciaron en apenas tres días, para arrancar 2019.
Tras dos triunfos por la mínima ante Leganés y Betis, llegó una nueva derrota en el campo del Leganés. Las dudas seguían creciendo, la Liga se escapaba y se venía un auténtico Everest que escalar para los blancos en las tres competiciones. Por primera vez, consiguieron encadenar cinco partidos seguidos ganando.
Sevilla, Girona (Copa), Espanyol, Girona (Copa) y Alavés. Esos partidos ganó el Real Madrid antes de llegar al segundo Clásico de la temporada, el primero que jugó en Copa del Rey frente al Barça. Empate en el Camp Nou que supo a victoria por la buena imagen del equipo, pero que iba a ser un espejismo.
Victoria ante el Atleti... y hecatombe
Precisamente después de ese partido llegó la que quizás ha sido la mejor victoria del Real Madrid a las órdenes de Solari, la que se consiguió frente al Atlético de Madrid en el Metropolitano (1-3). A eso le siguió el 1-2 que lograron los blancos en el campo del Ajax, un resultado engañoso dado el dominio del equipo holandés.
A partir de ahí, llegó la sentencia del argentino. Derrota ante el Girona con un once con muchas novedades pese a no tener partido en una semana. El miedo se instaló en la afición blanca, que veía cómo se acercaba la parte clave de la temporada con tres partidos que definirían todo: Barcelona en Copa, Barcelona en Liga y Ajax en Champions, todos jugados en casa.
Pues el Real Madrid hizo pleno: tres derrotas en tres partidos. Fuera de todas las competiciones en el mes de marzo, algo difícil de asumir para un equipo que viene de ganar tres Champions de manera consecutiva. En ese momento, la figura de Solari quedó vista para sentencia.
Unos números cuestionables
El argentino ha tenido buenas decisiones, como otorgar protagonismo a jóvenes jugadores como Reguilón o Vinicius, pero ha tenido problemas que han quedado en evidencia en sus últimos días como técnico blanco. Isco, Marcelo o Asensio se han visto relegados al banquillo o incluso a quedarse fuera de las convocatorias.
En sus 32 partidos como entrenador del Real Madrid, el equipo ha ganado 22 de ellos, perdiendo 8 y empatando 2. Ha recibido gol en 22 de los 32 partidos que ha disputado, un 68,75% del total.
Parece que el tiempo de Solari como entrenador del Real Madrid ha llegado a su fin, un legado que tenía visos de parecerse al de Zidane, pero que ha acabado siendo comido por esa misma sombra.