ÚLTIMO ADIÓS A LOS HÉROES DEL CHAPECOENSE
La localidad brasileña de Chapecó rindió un emotivo homenaje este sábado a las víctimas de un accidente aéreo en Colombia mientras integrantes de la Fuerza Aérea descargaron 50 ataúdes trasladados desde el lugar de la tragedia en la que esta semana murieron 71 personas, entre ellas la mayoría del equipo de fútbol Chapecoense de Brasil.
Chapecó se preparó bajo la lluvia, decorada con el verde característico del club, para recibir los cuerpos de las víctimas. Alrededor de 100.000 personas asistieron a un funeral colectivo en el estadio para despedir a los miembros del equipo, que ascendió de las ligas inferiores en los últimos años y logró acariciar el sueño de una final de la Copa Sudamericana justo antes de la tragedia.
"Este evento, como saben, conmocionó a todo el país", dijo el presidente brasileño, Michel Temer, antes de trasladarse en medio de la lluvia desde un aeródromo cercano al que llegaron los restos hacia el estadio del Chapecoense.
"Esta lluvia debe ser el llanto de San Pedro", agregó el presidente Temer, que fue criticado por muchos seguidores al abandonar el velatorio posterior. Desde el periódico Folha de S. Paulo se asegura que el Gobierno decidió que Temer no se quedase para no generar polémica.
El desastre aéreo del lunes conmocionó a seguidores de fútbol de todo el mundo y expandió el luto más allá de las fronteras de Brasil. El avión BAe146 operado por la compañía boliviana LAMIA avisó por radio que se había quedado sin combustible justo antes de estrellarse en una zona montañosa en las afueras de la ciudad colombiana de Medellín.
Sólo seis personas sobrevivieron, incluidos apenas tres miembros del Chapecoense, cuya plantilla viajaba a Colombia para disputar la final de la Copa Sudamericana, el partido más importante de su historia.
Previamente el sábado, los cuerpos de ocho periodistas que también viajaban en el avión que se estrelló llegaron en un vuelo aparte a Río de Janeiro. Informaciones de medios brasileños aseguran que el combustible que cargó el avión siniestrado era insuficiente para volar desde Bolivia, algo que generó indignación entre los familiares de las víctimas.
El presidente boliviano, Evo Morales, se comprometió a tomar "medidas drásticas" para determinar la causa de la tragedia. Bolivia suspendió la licencia de operación de LAMIA y reemplazó la administración de la autoridad nacional de aviación.
En Chapecó, una pequeña ciudad agrícola del sur de Brasil, decenas de seguidores del club mantuvieron una vigilia bajo la llovizna durante la noche en el estadio del Chapecoense, donde se realiza el velatorio masivo.
Al amanecer, muchos hinchas se congregaron en las afueras del estadio y comenzaron a entrar, vestidos con los colores blanco y verde del equipo y portando pancartas. Muchos llevaban flores y carteles hechos a mano para despedir a las víctimas.
Aficionados de otras partes de Brasil se unieron a los locales, ondeando banderas de otros equipos de fútbol como muestra de solidaridad. Muchos seguidores creen que el velatorio masivo a cielo abierto permitirá que todo el pueblo le dé cierre a un proceso en el cual la euforia por la ansiada final de la Copa Sudamericana se transformó en angustia después de la tragedia. "Sólo lo creeré realmente cuando veamos los ataúdes y a las familias", dijo Pamela Lopes, de 29 años, que llegó a la vigilia a las 10 de la noche del viernes.
"Primero fue conmoción, pero ahora se instaló una profunda tristeza", agregó.
Alrededor de unos 100.000 seguidores, casi la mitad de la población del lugar, asistieron al último adiós de los héroes del Chapecoense, al que también acudió el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. "No hay palabras que puedan disminuir el sufrimiento", afirmó en un breve discurso.
En respuesta a la ola de respaldo de hinchas y clubes de fútbol de todo el mundo, Chapecoense colgó un enorme cartel negro en la pared exterior del estadio. "Buscamos una palabra para agradecer todo el afecto y hallamos muchas", dice la pancarta, seguida de la palabra "gracias" escrita en más de 10 idiomas.