FINAL CHAMPIONS LEAGUE | REAL MADRID 1 - 1 ATLÉTICO DE MADRID (5-3 EN PENALTIS)
El día D llegó. La final de la Champions League. La cita del año en el mundo del deporte. Y había dos equipos españoles, dos conjuntos madrileños, el Real Madrid y el Atlético de Madrid.
Habían sido los mejores del año en la competición. Unos habían tenido un camino en el que se encontraron a dos de los mejores equipos del mundo y habían padecido una tanda de penaltis agónica. Los otros habían tenido que remontar ante el Wolfsburgo en un partido épico y dejó fuera al City de Pellegrini a base de trabajo.
Y los dos llegaron a San Siro, los dos madrileños se encontraban otra vez. Dos años después de Lisboa, volvían a encontrarse y a disputarse un mismo objetivo: reinar en Europa. Los equipos presentaban diferentes caras, pero una misma ambición.
Ambiente irrepetible
Antes del partido, amenizaron la cita Alicia Keys con una gran actuación y Andrea Bocelli con su inmensa voz. Los escudos estaban sobre el campo, el himno de la Champions sonó por penúltima vez en la temporada, Bocelli cantaba a pleno pulmón, los nervios estaban fuera de lo normal.
Y arrancó el partido. La final estaba en juego. La vida, en 90 minutos. En los onces no hubo grandes novedades, Zidane sacó su 11 de gala y Simeone sólo metió a Savic por Giménez. El balón lo empezó teniendo el Madrid, encerrando al Atleti en su área y no dejándole sacar el balón jugado.
Percutían por la derecha, por la izquierda, Modric mandaba como le placía en la medular. Oblak salvó a los atléticos con un pie salvador tras un tiro a quemarropa, sufrían los colchoneros. Los 20 primeros minutos del encuentro fueron así y justo ahí llegó el gol que cambió la final.
Ramos, de nuevo protagonista
Toni Kroos colgó el balón al corazón del área del Atlético de Madrid en una falta peligrosa, la peinó Bale y todos fueron a ese balón, unos a despejarlo y otros a meterlo en la portería. Finalmente, se acabó metiendo entre las piernas de Oblak.
De nuevo fue Ramos. Tenía que ser el de Camas el que empujase el balón a dentro. El héroe de la Décima apareció de nuevo para marcar el 1-0 en el marcador. Lo celebró como si no hubiese un mañana, sabiendo que era un gol vital.
Pero a partir de ahí, el partido cambió y el Atlético de Madrid encontró el ritmo. Se hizo fuerte con el balón y el Madrid débil sin él. El que más lo intentó fue Griezmann, que disparó con asiduidad desde todas las posiciones posibles, pero siempre se encontró con el mismo obstáculo.
Duelo Griezmann-Navas
Keylor Navas paró todo lo que podía parar, mostrándose seguro y sin fisuras. Pero el Atleti seguía ahí, encerrando al Madrid en su área. Casi todos los ataques acababan igual: tocaban los del Cholo, chutaba Griezmann, paraba Navas.
La gradas animaban, unos no dejaban de creer, los otros pedían más a los suyos. La tensión era máxima y el reloj corría. El susto para el Madrid fue un disparo de Griezmann que detuvo Navas por puros reflejos, pero fue una jugada anulada por fuera de juego.
Con poco más se llegó al descanso. Las dudas inundaban a ambos, pero el marcador era favorable a los blancos. La undécima estaba más cerca que la primera, pero quedaban 45 minutos (como mínimo) que serían de infarto. Simeone hizo un cambio para ir al ataque total: metió a Carrasco en lugar de Augusto.
Griezmann falló un penalti clave
Con esto arrancó la segunda mitad y no pudo empezar mejor para el Atleti. Pepe cometió un penalti claro sobre Torres y Griezmann sería el encargado de ejecutar la pena máxima. El estadio se paralizó, unos rezaban para que no entrase, otros por ver el 1-1 en el marcador.
Griezmann cogió carrerilla, Navas se movía bajo palos. Se fue hacia el balón y... su tiro se estrelló en el larguero. Mazazo total para la afición rojiblanca, que lloraba desconsolada. Pero el equipo supo salir del bache, supo seguir intentando hasta que llegase su oportunidad.
Savic, Saúl, Torres... Todos lo intentaron. Pero el reloj corría y el Real Madrid esperaba paciente una contra para cerrar el partido. Nadie podrá decir que el Atleti no lo intentó, porque se dejó la vida en intentar darle la vuelta al marcador.
Carrasco igualó el partido
Benzema tuvo la opción de cerrar el partido. Tenía toda la banda derecha para él, corrió como si no hubiese un mañana, se plantó delante de Oblak y el esloveno se le hizo muy grande. Match ball salvado del Atleti. Le quedaban 20 minutos de pura épica.
Los banquillos se movían. Carvajal se marchó del campo lesionado y llorando desconsolado y Danilo le sustituyó. Isco entró por Kroos y Lucas Vázquez dio el relevo a un agotado Benzema. Zidane quería que el partido acabara en los 90 minutos, no veía una prórroga en el horizonte. Simeone quería morir con sus ideas.
La volvió a tener el Madrid con una doble ocasión de Cristiano Ronaldo y de Bale que paró la defensa del Atlético de Madrid. Y dos minutos después, llegó el milagro. Carrasco aprovechó un pase medido de Juanfran para rematar lo supuso el 1-1 en el marcador. Quedaban 10 minutos y no había campeón de Europa.
Júbilo, tensión, una final en estado puro
La locura era total. La afición del Atlético de Madrid estaba en éxtasis, pasaron de la tristeza absoluta a la alegría del empate. Los minutos pasaban, el partido se iba a la prórroga sin remedio. El Atleti tenía dos cambios y el Madrid tenía que morir con lo que tenía en el campo. Era la hora de los héroes.
El Madrid reaccionó, volvía a tener el balón y el Atleti parecía querer llegar al tiempo extra. En el último minuto, Sergio Ramos cometió una falta clarísima sobre Carrasco que le supuso la tarjeta amarilla. Gabi la colgó, buscó alguna cabeza amiga, pero encontró a Casemiro y ahí se acabó el tiempo reglamentario. La final se iba a la prórroga.
Arrancó el tiempo extra y la cosa seguía tan poco clara como en los otros 90 minutos. El Madrid buscaba una de sus contras y el Atleti trabajaba poco a poco las jugadas con el balón. Los blancos no podían con sus piernas, estaban entregados. Cristiano, desaparecido, los laterales, fundidos, Danilo, sobrepasado.
El físico no daba para más
Una de las pruebas claras de ese agotamiento fue el tirón de Bale en el minuto 100 del partido. No podía con su vida el galés, se tiraba al suelo en medio de las jugadas de su equipo.
Carrasco era un cuchillo por la banda de Danilo. Hacía lo que le daba la gana el belga y de sus botas salieron dos córners muy peligrosos. Griezmann ejecutó una chilena en uno de ellos, fantasía del francés, pero su disparo se marchó alto.
Nada cambió, 1-1 y la segunda parte de la prórroga dio comienzo. 15 minutos más, si nadie metía, el partido se iría a los penaltis. La lotería estaba cada vez más cerca.
Cambios obligados... y a penaltis
Tuvo que hacer un cambio por obligación al minuto tras la lesión de Filipe Luis. Lucas Hernández, que había sido vital contra el PSV y contra el Barcelona, tendría 12 minutos para intentar algo diferente.
Agonizaba el partido, nadie tenía fuerzas para atacar y apenas para defender. No parecía que hubiese un Ramos que pudiese aparecer. Sólo dejó un momento extraño entre Pepe y Carrasco.
Y el partido se fue a los penaltis. La lotería estaba en marcha. Sólo el más acertado se llevaría la copa a casa. Todos estaban agotados. Algunos serían los héroes y otros los señalados. Las gradas no daban más de si, el drama se iba a apoderar de una de las dos hinchadas.
El héroe fue Cristiano
El primero en tirar sería Lucas Vázquez, que batió a un Oblak que hizo la estatua. Después le tocaba a Griezmann, otra vez, toda la presión sobre sus espaldas. El francés cogió carrerilla y esta vez sí, el balón acabó dentro. Le tocaba al Madrid, le tocaba a Marcelo. El brasileño cogió una carrera parecida a la de su ídolo Roberto Carlos y anotó por la izquierda de Oblak con un disparo seco.
Ahora era el capitán el que podía ser un penalti decisivo. Gabi no se lo pensó y la clavó por la escuadra derecha de Keylor Navas. 2-2 y le tocaba a Bale. El galés cogió carrera y metió gol, de nuevo, por la zona izquierda de Oblak. 3-2, turno del Atleti, turno de Saúl. El héroe contra el Bayern no falló y metió el 3-3. Este sí que era el penalti decisivo. Iba Sergio Ramos a tirarlo. Simeone alentó a los suyos, pero el camero no falló y volvió a dar la la ventaja a los blancos.
Juanfran fue el héroe contra el PSV. Pero no pudo serlo en una final de la Champions. El lateral mandó su disparo al palo derecho de Navas. Y le tocaba al bicho. Le tocaba a Cristiano Ronaldo, le tocaba al animal. Cogió carrerilla y... gol. El Real Madrid, campeón de Europa.
Once veces rey
El Real Madrid lo volvió a hacer. Y ya van once. Once veces ha levantado el club blanco la orejona, el que más de Europa de largo. Y lo hicieron en una temporada extraña, sin alardes, sin florituras. Simplemente ganaron, como casi siempre.
Los colchoneros aplaudieron a los suyos. No fue para menos. El partido había sido estratosférico de los de Simeone y les faltó la suerte final. La diosa fortuna se alió de su lado. El Real Madrid vuelve a reinar en Europa.