PRIMERA DIVISIÓN JORNADA 12 | ATLÉTICO 0-0 REAL MADRID
Dicen que el Wanda Metropolitano, cuando grita, cuando se hace escuchar, se parece a un circo romano. Y sin duda lo que los asistentes al feudo del Atlético vieron en la primera visita del Real Madrid, en el primer derbi, fue un auténtico espectáculo de gladiadores. Sin goles, sin casi ocasiones y con un empate que no deja contento a nadie más que a Barça y Valencia, pero con una intensidad, una brega y una lucha como pocas veces se ve en el verde.
Empezó el Atlético como suele empezar este curso. Fuerte, muy fuerte. Con Griezmann como hombre más adelantado y sin '9' puro', pero con las líneas arriba y con Koke y Saúl dominando el mediocampo. Con ganas, con brío y con intensidad. Llamando al público del Wanda, ya de por sí metido en el derbi, y a ver si llegaba un gol que no llegó, pero que bien pudo hacerlo.
Porque Correa falló algo que no se puede fallar. El argentino, nada más empezar el duelo, se encontró con un balón enviado por Varane y se quedó completamente solo ante Kiko Casilla. Incomprensiblemente, con su zurda, buscó el palo corto en vez del largo y el catalán lo celebró, pues ni tuvo que intervenir en una acción de esas que marcan un partido y a un jugador.
Isco entra en escena... con Cristiano y Benzema sin chispa
Así fue, porque Ángel lo intentó pero no le salió absolutamente nada. Tampoco es que el resto de sus compañeros estuvieran muy fluidos, y es que a medida que el tiempo corría hacia adelante el Real Madrid hizo lo mismo. Los blancos se animaron, mucho, al son de Isco y con Cristiano y Benzema desaparecidos. El de Benalmádena asumió galones y el Atleti no pudo y no supo pararle.
El partido se trabó, mucho se trabó, y la magia del de Málaga era lo único salvable de un encuentro con cero intervenciones de los porteros. Oblak estuvo cerca, pero Kroos, forzado, mandó el balón fuera ante la salida del esloveno. Pudo haber tenido más trabajo, de haber pitado Fernández Borbalán un posible penalti a Sergio Ramos de Lucas Hernández, en una acción que significó el cambio del camero por fractura de tabique nasal.
Sin él comenzó la segunda mitad, una en la que ambos parecieron guardar fuerzas tras un primer acto en el que, a pesar de la falta de fútbol ofensivo, ambos equipos se dejaron el alma por el escudo que defienden. Se notó el bajón, con un Real Madrid y un Atlético buscando pausar y dominar con el balón, y con cambios. Con la vuelta de Carrasco, y con otro mensaje de Simeone y de la afición a Griezmann. Adiós en el minuto 75, pitada, y un partido en el que volvió a no ser decisivo. Ya son muchos. Demasiados.
Sonora pitada a Griezmann
Con Torres y con Gameiro en el campo llegó la ocasión más clara de los rojiblancos en la segunda parte. Fernando se giró bien, buscó a Kevin y el francés la elevó por encima de un Casilla que, superado, vio cómo Varane salvaba el primero en la línea de gol.
Quedaba poco y la tensión se palpaba. En las gradas, en los banquillos y en el césped. Nadie quería perder, pero sabían Atlético y Real Madrid que un empate era como caer derrotado en Liga ante el Barcelona. Los blancos se animaron, con Cristiano buscando los espacios y midiéndose a Savic y a Godín. Benzema, nulo, dejó su lugar a Asensio para más magia y más llegada con él y con Isco. Oblak, tras un tiro de Kroos, a punto le dejó el balón a placer a Cristiano para el 0-1, pero la zaga atlética estuvo de diez.
El Barça, ganador en el Wanda
Sufriendo, pero de diez. Sufriendo porque el Real Madrid activó el modo vendaval en los minutos finales en la búsqueda de tres puntos vitales. El Atleti activó el modo supervivencia, con Savic y Lucas sentando cátedra y con intentonas a la contra de un aún lento Carrasco. No hubo manera, y el duelo entre los 27 gladiadores que se citaron en el Wanda terminó en tablas. El más feliz, el Barcelona.