Champions League
El Atlético de Madrid no pudo pasar del empate ante el Bayer Leverkusen en el Metropolitano y se certifica su eliminación de la Champions League. Carrasco tuvo un penalti con el tiempo ya cumplido, pero no acertó ante Hradecky.
Ni siquiera con un penalti lanzado y fallado por Yannick Carrasco en la última jugada del partido, revisada por el VAR y otorgado por el árbitro Clement Turpin con el tiempo cumplido, ni con el rechace que estrelló contra el larguero Saúl Ñíguez esquivó el Atlético de Madrid el destino al que se había dirigido mucho antes en esta competición, en un final dramático que culminó otro fiasco del conjunto rojiblanco en la Liga de Campeones.
El Atlético pagó sus errores. Al borde del abismo como estaba, dos excesos imprudentes, dos regates fallidos de Antoine Griezmann y Ángel Correa en su campo, fueron una concesión inasumible frente al Leverkusen, que lo aprovechó con dos goles en el primer tiempo para impulsar la eliminación del equipo rojiblanco, pese a su ofensiva final, pese a empatar el 0-1 y el 1-2, pese a ese último penalti tan cruel, o no tanto, con el Atlético.
Incluso peligra hasta la Liga Europa, tiempo atrás un aliciente, hoy por hoy un compromiso, para un equipo al que quizá le faltó gol en sus últimos duelos del torneo, con sendos empates, pero sobre todo no se reconoció a sí mismo, sin ambición, en los tres choques precedentes, demasiado margen, siempre en el alambre, del que finalmente se ha caído.
Porque el Atlético ha perdido contra sí mismo, contra sus propios complejos e inquietudes, contra su propio miedo en esta edición del torneo, como antes le ocurrió en 2017-18, la anterior y única vez en la que se quedó fuera de la primera ronda en la era Simeone; como pasó al año siguiente contra el Juventus; al siguiente contra el Leipzig, entonces en los cuartos de final; al siguiente frente al Chelsea, en octavos, y el pasado curso en el encuentro de ida con el Manchester City, finalmente decisivo para el desenlace de la eliminatoria.
Igual que entonces, como ahora, cuando el Atlético planificó enmendarlo fue demasiado tarde. No le dio tiempo. Quizá faltó toda la fortuna que sí tuvo hace un año en Oporto, que se ha tomado la revancha a 1.300 kilómetros de distancia con un 0-4 en el estadio Jan Breydel, el mismo recinto donde el equipo rojiblanco naufragó hace menos de un mes, cuando su aventura de nuevo en la Liga de Campeones quedó supeditada a demasiadas victorias, tan al borde del precipicio que a nadie le sorprendió su estruendosa caída de este miércoles.
La Champions ya es pasado para el conjunto de Diego Simeone... y la Europa League pasa por ganar en Oporto.