LOS HISPALENSES, AGRADECIDOS A SUS JUGADORES
El Sevilla perdió 2-0 contra el Barcelona en la final de la Copa del Rey, la octava de su historia, y no pudo aprovechar su momento de lograr el doblete y haber levantado el que hubiera sido su sexto título copero, aunque al final fue despedido por su afición al grito de '¡Campeones, campeones!'.
Tras no aprovechar los 50 minutos con un jugador más sobre el campo al ser expulsado el argentino Mascherano en el 36, por, quizás, no asumir un poco más de riesgos, los sevillistas sucumbieron en la prórroga con un tanto de Jordi Alba y otro de Neymar. Antes, el argentino Éver Banega también había sido expulsado en el tiempo de descuento, lo que igualó las fuerzas en un partido en el que el buen juego del Sevilla, al que le faltó más pegada, acabó notando el desgaste físico que le supuso haber jugado y ganado sólo cuatro días antes la Europa League ante el Liverpool.
Aún así, los alrededor de 20.000 sevillistas que se dieron cita en el Vicente Calderón, donde no pararon de animar todo el partido, quisieron premiarle su esfuerzo y el nuevo título logrado en Basilea, su quinta Europa League -la tercera seguida-, con lo que despidieron a su equipo con una fuerte ovación y cánticos de ánimo.
Al final, y pese al 2-0 que dio el doblete de Liga y Copa al Barcelona, el sevillismo demostró el amor a su equipo con gritos de '¡Campeones, campeones!' y cantó el Himno del Centenario, de El Arrebato, y el oficial del club con todos los jugadores sevillistas mirándoles, emocionados, desde el césped en el fondo norte del Calderón.