Fútbol
Abu Bakr Al Baghdadi, abatido por el ejercito de Estados Unidos el pasado fin de semana además de ser el líder del ISIS, era un apasionado del fútbol.
Esa afición llegó a su apogeo en su etapa universitaria. Le encantaba verlo, y practicarlo, un obsesionado con marcar goles, así le definían sus compañeros universitarios, incluso se ponía nervioso si no marcaba dicen.
"Era un gran seguidor del fútbol y lo practicaba en la cárcel", explica José María Peredo, catedrático de RR.II. de la Universidad Europea.
Desde muy joven estuvo relacionado con la religión y el Islam, hasta que en 2004 fue capturado por primera vez por las fuerzas estadounidenses en Irak cuando acompañaba a un conocido agente de Al Qaeda.
"El fútbol no le sirvió para nada. Sólo causó terror y muerte", indica José María Peredo.
En los dos campos de detención administrados por Estados Unidos en los que estuvo, le apodaban Maradona, por su gusto futbolístico y sus buenas destrezas con el balón.
El fútbol fue algo más que un 'hobby dentro' de la vida del hombre más buscado en los últimos años por las fuerzas especiales de estados Unidos.