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Champions League

163 segundos en la remontada interminable del Real Madrid

This is Bernabéu: el Madrid remonta al Bayern Múnich en el descuento y buscará contra el Borussia Dortmund su Decimoquinta Copa de Europa.

El Real Madrid celebra el pase a la final Reuters

Parecía imposible pero sí, ha vuelto a pasar. El Real Madrid de las remontadas en Europa es interminable: fueron posibles en 2022 y ahora el equipo se ha propuesto reeditarlas. Ni siquiera el mítico Bayern Múnichpuede sobrevivir a lo inevitable. Y eso que el gigante bávaro, una bestia competitiva con una historia similar a la blanca, se adelantó en el marcador; poco importa cuando el Madrid juega en el Santiago Bernabéu y toca a rebato, chasqueando los dedos como Thanos. Absolutamente nadie escapa a ese destino fascinante y misterioso y ya incluso da igual quién juegue: Karim Benzema, Rodrygo o, como anoche, Joselu Mato.

Fue él, un jugador cedido por el Espanyol tras su descenso a Segunda, quien llegó el pasado verano para reforzar la punta merengue en lugar del ansiado Harry Kane. Thomas Tuchel creyó que todo estaba hecho tras el gol muniqués y quitó precisamente al inglés del campo... al tiempo que entraba el propio Joselu. Iba a ser su gran noche: pasaría de pedir "links buenos" para ver a 'su' Madrid hace 14 años a convertirse en el héroe inesperado de la enésima noche mágica. Este picapedrero del fútbol cazó dos balones en el área y de paso mandó al equipo de sus amores a la 18º final de Copa de Europa de su historia, la sexta en los últimos 11 años.

El Madrid ganó al final y dio la sensación de que, sencillamente, no sabe hacerlo de otra manera. La épica es su epidermis. Había sometido al Bayern Múnich desde el principio, imponiendo sus normas y decidiendo dónde se iba a jugar la vuelta de semifinales de la Champions League: Vinícius, Rodrygo y Bellingham presionaban muy arriba, con las espaldas cubiertas por los incombustibles Valverde y Tchouaméni. La intensidad defensiva tenía su contrapunto en Toni Kroos, timonel que, echado a la izquierda, dirigía las operaciones a su antojo hacia un costado u otro.

Entretanto, las subidas de Dani Carvajal también hacían daño por la banda derecha: la primera pelota que tocó se paseó por el corazón del área sin hallar rematador. Primer aviso. Poco después encontró a Vinícius con un caño; el brasileño tiró al poste y Rodrygo lo volvió a intentar, pero Neuer evitó el tanto desde el suelo. Ya en la segunda parte Vinícius se escoró aún más en la banda izquierda y bailó el tango de la muerte con Kimmich: cada pelota que tocaba era un corrimiento de tierras, un eslalon infinito, el unboxing del Balón de Oro 2024. Neuer evitó la culminación del show al despejar un tiro suyo tras superar a tres rivales.

El Bayern se veía empequeñecido y con escasos respiros con el balón. Gnabry y Sané apenas aparecían por las bandas y Kane se descolgaba para escapar de la marca de un Nacho imperial. Sin embargo, Gnabry se retiró lesionado y su puesto en banda izquierda lo ocupó, por delante de Mazraoui, el todoterreno Alphonso Davies. De pronto vimos al Madrid de la ida en el Allianz Arena. Kane bajó para ayudar en una salida de balón y encontró al propio Davies al espacio; el canadiense recortó a Rüdiger y la puso lejos del alcance de Lunin. Quedaba apenas un cuarto de hora y el Madrid iba a sufrir el destino del City en el Etihad: dominar y caer.

Solo que el Madrid no es el City. Tienes que rematarle. El gol de Davies activó el plan B: Modric, Camavinga, Brahim y Joselu. Tuchel puso su granito de arena retirando a Kane e introduciendo a Kim Min-jae, un defensa. Tenía, como todo el mundo, el recuerdo de las noches increíbles de 2022 a flor de piel. Pero de nada valdrían las caídas ni los calambres de los jugadores germanos. Un tiro desesperado de Vinícius se le escapó a Neuer y Joselu empujó el empate. En ese momento todo el mundo supo, desde el césped al cuarto anfiteatro, lo que iba a pasar en el manicomio del Bernabéu. ¿De verdad va a volver a ocurrir? De verdad: 163 segundos tardó Joselu en anotar el segundo, esta vez a pase de Rüdiger.

Cada vez resulta más complicado poner palabras a estas epopeyas sobrenaturales. Ni siquiera Ancelotti encuentra explicación a algo que en realidad no es suerte, ni casualidad, ni siquiera un milagro; cuando algo se repite constantemente en el tiempo, sea en forma de cabezazo de Sergio Ramos en el minuto 93 o de doblete de Rodrygo en el descuento ante el City, entonces no es azaroso. Nadie juega los minutos finales con esa fe inquebrantable. Los blancos buscarán la Decimoquinta Copa de Europa el próximo 1 de junio en Wembley. Serán claros favoritos: la Champions es un torneo especial que premia a quien cae y se levanta, y nadie cree hasta el final como el Real Madrid Club de Fútbol.

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