A LAS JUGADORAS NO LES DA PARA VIVIR
Las jugadoras que practican este 'deporte' se defienden de las críticas que lo tildan de sexista: "Entiendo porque lo piensa la gente, pero somos serias, solo nos critican por la ropa", afirma Rice, jugador de la LFL.
Los promotores reconocen que este espectáculo violento y sexista vende. "Es nuestro modelo de negocio y somos honestos con ello", comenta Mitch Mortaza, comisionado de la LFL.
Sin embargo, los beneficios no llegan a las jugadoras, la mayoría tienen un trabajo aparte porque no cobran. Se juegan el pellejo en el campo y arriesgan sus puestos de trabajo: "Si me rompo un dedo no podría hacer absolutamente nada", afirma una jugadora.
Los preparativos incluyen manicura y maquillaje, nada que ver con el fútbol americano femenino. "Nunca me han comparado con esto. No es deporte y mucho menos fútbol americano", cuenta Míriam Méndez, jugadora de los Black Demons.
"Alguien tendría que decir, o las vestís o no lo hagáis", sugiere Cristina Gómez.