Alpinismo
Se cumplen 70 años desde que el neozelandés Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay lograran hacer cima por primera vez en el techo del mundo. Mucho han cambiado las cosas en la montaña más deseada del planeta.
Quién le iba a decir al topógrafo inglés George Everest que su apellido reinaría eternamente por encima del nombre local de esta montaña: Sagarmatha,"la frente del cielo". Ese es el nombre que decidieron darle en 1960 cuando el gobierno de Nepal decidió no usar el nombre puesto por los occidentales, Everest, ni por los chinos, Qomolangma. Hasta ese momento, la montaña no era conocida con ningún apelativo en el valle de Katmandú.
Su nombre en nepalí es Sagamartha, "la frente del cielo"
Edmund Hillary y Tenzing Norgay fueron, el 29 de Mayo de 1953, los primeros escaladores llegar a la cima. Norgay había llegado el año anterior hasta los 8.595 metros. Se resistía el famoso escalón que precede a la cumbre. Ese escalón acabó llamándose el 'Hillary Step'. Los dos subieron con equipo rudimentario y sin cuerdas fijas. Curiosamente, la única foto que existe de la cima es de Tenzing Norgay, inmortalizado por Hillary, que no quiso retratarse.
"Yo lo llamo turismo en los picos más altos del mundo pero no es alpinismo" Reinhold Messner
Hoy en día se supera el escalón Hillary con cuerdas instaladas por los sherpas. En 2019, una foto realizada por el alpinista Nirmal Purja, en la que se veía a más de 100 personas apelotonadas en ese lugar, dio la vuelta al mundo. Es el icono del Everest moderno: un lugar al que suben turistas, no alpinistas.
Reinhold Messner, que en 1978 fue la primera persona en llegar a la cima sin oxígeno suplementario ni ayuda de sherpas, lo tiene claro: "yo lo llamo turismo en los picos más altos del mundo, es respetable, pero no es alpinismo".
Un negocio para el gobierno de Nepal
Ciertamente, Nepal vive en gran parte del negocio del montañismo. Sólo para el Everest expide cada año unos 800 permisos para acceder a la cumbre. Cuesta unos 12000 euros. Los guías locales no pagan esa fortuna. Se han multiplicado las empresas que ofrecen a quien pueda pagarlo un pack completo que incluye permisos, guías, entrenamiento y toda clase de comodidades en el campo base. ¿El precio? a partir de 40000 euros.
Y es que realmente se ha generalizado la idea de que, si tienes dinero, es fácil subir. Los sherpas revisan y renuevan cada primavera las cuerdas fijas sin las que sería imposible que subieran los clientes. Por este motivo, cada año son los primeros en hacer cumbre.
Falsa sensación de que cualquiera puede hacerlo
Pero esa falsa sensación de que cualquiera puede hacerlo con un poco de entrenamiento deja muertos cada año en las laderas del Everest. Unas 300 personas han fallecido desde que Hillary y Norgay lograran la cima. Unos 200 cadáveres aún se encuentran en la montaña. Algunos sirven como punto de referencia.
Hoy en día, los rescates están generalizados y los pilotos de la zona son expertos en subir hasta alturas poco recomendables. Los rescates se suceden y a dónde no llega el helicóptero, allí siempre habrá un sherpa. Nepal vive de ello. 16 murieron tras un terremoto de 2015 que provocó una terrible avalancha sobre el campo base. Ha sido la peor tragedia en el Everest. Tal vez Hillary hizo justicia al permitir hace justo 70 años que un nepalí protagonizara la primera foto de un ser humano en la frente del cielo.