Esquí
El esquiador queda inconsciente tras un aterrador tropiezo y se desliza de cara a través de la línea de meta.
No cabe duda de que George McQuinn es un tipo con suerte. Cuando entró inconsciente en meta, con su cuerpo impulsado sólo por la pendiente y la inercia, un silencio helado se apoderó del público dela prueba de la Copa del Mundo de estilo libre.
45 minutos antes, McQuinn había sido el mejor en la primera manga. Estaba feliz, aseguraba su participación en los Juegos Olímpicos de Pekín este invierno. Tenía que dar todo en la segunda manga, y a por ello fue. Todo iba bien hasta que en el último bache, antes de la pirueta, un pie se le queda atrás, se desequilibra y no puede completar la vuelta.
Un cuarto de hora eterno
Aterriza con la zona cervical, pierde las gafas y su cara se lleva la peor parte. Está desmayado. Se teme lo peor y la realización pasa a un plano general mientras le atienden. 15 minutos interminables y eternos para su máximo rival, que espera a salir sin saber qué ha pasado.
Finalmente, se lo llevan entre aplausos. El hombre que le gana, el canadiense Mikael Kinsbury, solo quiere saber que el compañero está bien: "Mis pensamientos están con George McQuinn, no he visto lo que ha pasado porque estaba arriba. No pinta bien, pero le deseo lo mejor"
"Está estable", le responde la entrevistadora. Recuperó el conocimiento y el humor con un selfie, mostrando cómo se quemó la cara contra la nieve. Afortunadamente, solo eso.