Jiu jitsu
Hace ocho años Eloísa Cristina Crespo perdió su trabajo por acudir al entierro de su madre. Un duro golpe del que surgió una doble campeona del mundo de jiu jitsu.
Muchas veces la vida esconde sorpresas cuando más fuerte te golpea. Es lo que le ocurrió a Eloísa Cristina Crespo, una almeriense que en 2013 fue despedida de su trabajo por asistir al funeral de su madre: "Mi madre acababa de fallecer y me despidieron del trabajo porque asistí a su entierro. El jiu jitsu me ayudó a superar todo y hoy en día es mi terapia diaria", relata a Antena 3 Deportes.
Una situación durísima pero gracias a la cual descubrió el jiu-jitsu, un arte marcial que le ha propiciado ya dos títulos mundiales en la categoría cinturón negro y marrón Máster 1 de 62 kilogramos: "Tengo las medallas como un tesoro, para mí es un súper orgullo. Hay mucha gente que ni sabía que existía este deporte".
"Me quedé sola con dos hijos pequeños y dos hermanos, en una situación muy complicada. Un día, de casualidad, me encontré a un amigo que practicaba jiu jitsu y le dije que me gustaría probar. Él me llevó y desde ese día nunca más he parado de entrenar. Fue algo que me ayudó mucho en su momento, para superar todas esas cosas, y a día de hoy lo sigue haciendo", explica Eloisa al diario Marca.
Residen en Emiratos Árabes
Y desde ese momento, el jiu-jitsu se convirtió en una actividad imprescindible para Eloísa. Tras un periplo por Noruega, donde trabajó como profesora de artes marciales en un gimnasio, puso rumbo a Emiratos Árabes Unidos, donde se ha consagrado en el mundo del jiu jitsu. Gilberto Ferraz era su entrenador y se convirtió también en su marido: "La verdad que es un privilegio tener al entrenador en casa".
"Es un sueño cumplido por el que he trabajado y sigo trabajando muy duro. Cada medalla sabe de una manera diferente, pero ganar por segunda vez es algo inexplicable. Para mí es todo un orgullo llevar el nombre de mi tierra tan lejos. El primer oro mundial se lo dediqué a mi madre y éste se lo dedico exclusivamente a mis abuelos maternos, Miguel y Cristina. Sé que ella está sonriendo desde el cielo. Tengo mucho que agradecerles. Sobre todo, de ser la mujer que soy, reconoce Eloisa.