Aventura
Andrew Bedwell, ante un reto de locos: quiere viajar de Canadá a Inglaterra en menos de 90 días y en un barco diminuto construido por él mismo.
Es una auténtica locura. El británico Andrew Bedwell quiere cruzar el océano Atlántico, más de 3.000 km, en un barco de solo un metro y 40 centímetros que él mismo se ha construido. No va a poder estirarse en toda la travesía y lo hará a velocidad lentísima: navegará como máximo a 4,7 kilómetros por hora. Así espera llegar de Canadá a Inglaterra en menos de 90 días.
Con las cenizas de su amigo
Este aventurero está convencido de poder cruzar el océano en un pequeño bote de 1 metro 40 centímetros; el anterior récord es de 1,62 metros y 96 días. Dos años le ha llevado construirlo, y espera que sean entre 60 y 90 días lo que tarde en cruzar desde Terranova a Cornualles: "¿Por qué no hacerlo? Necesito retos en mi vida y este es uno más?". Lo hará en compañía de las cenizas de su amigo Tom McNally, con el que construyó el barco y que falleció de cáncer antes de poder ver el reto conseguido: "¡Lo conseguimos! Estamos en el mar y esto va por ti". Todo lo recaudado irá a asociaciones para luchar contra la enfermedad, en un reto donde lo complicado será gestionar el espacio.
"Voy a estar aquí encajado, este bote está hecho a la perfección para mis medidas"
Durante la travesía, las raciones de comida consisten en paquetes de 1.000 calorías en barras de proteína y papilla, moldeados en las paredes de la embarcación, uno para cada día del viaje. Bedwell solo llevará consigo una muda de ropa, sin jabón, sin música, sin radio ni ningún tipo de distracción. El barco, al que llama Big C, está hecho de fibra de vidrio y espuma, pesa 600 kilogramos y tiene espacio suficiente para que él se siente pero no estire las piernas; apenas podrá reclinarse en posición fetal para dormir una siesta de 20 minutos. Y es que mide poco más de un metro: "Voy a estar aquí encajado, este bote está hecho a la perfección para mis medidas. Voy a tener que ir sentado todo el tiempo".