Piragüismo
El palista gallego, que compagina los entrenamientos con la gestión de su restaurante, acaba de proclamarse campeón de Europa en maratón C1 dos años después de sopesar la retirada.
El pasado 15 de julio, Manuel Garrido Barbosa (Tui, Pontevedra, 1988) se proclamó campeón de Europa de piragüismo en la modalidad de maratón C1. Una exigente prueba de 26,8 kilómetros en la que se impuso con un minuto y medio de ventaja al húngaro Marton Kover y al también gallego Tono Campos, que se colgó el bronce. Era el título que le faltaba, después de que en octubre de 2022 conquistase el ansiado Campeonato del Mundo. "El Mundial fue más reñido. Esta vez gané con margen, saboreando la victoria", apunta sobre su último triunfo, celebrado en la ciudad croata de Slavonski Brod.
Una racha de éxitos que estuvo a punto de verse truncada hace solo dos años. "En 2021 me quedé fuera del Campeonato del Mundo y me planteé seriamente la retirada", reconoce. "Venía de unos años que me costaba compaginar deporte y vida laboral. Había parado de remar. Con una niña y el trabajo en el restaurante, el tiempo se reduce y no estaba lo suficientemente motivado", apunta. Menos mal que no colgó la pala, porque 2022 acabó siendo el mejor año de su carrera "con mucha diferencia", señala.
La carrera de Manu comenzó de manera fulgurante. En 2009, 2010 y 2011 alzó tres campeonatos del mundo consecutivos en categoría sub-23, pero la falta de apoyos y sus obligaciones laborales condicionaron su proyección. "En categoría absoluta tocó ir sufriendo hasta llegar a los campeonatos del mundo. El primero fue en 2017", recuerda. Tras quedar segundo en 2017 y repetir puesto en 2018, el cuarto puesto en 2019 y la no clasificación post-pandemia lo dejaron tocado.
"Son momentos muy complicados para la cabeza. Te preguntas por qué has invertido tanto tiempo y sacrificio cuando al final los resultados no llegan. Pero al final, el piragüismo y madrugar todos los días para venir a entrenar es mi forma de vida. Es una parte de mí y me hace falta", sentencia orgulloso del camino recorrido.
Cuando acaba su jornada de ejercicios en el río Miño, Manu da comienzo a su segunda vida a los mandos de un restaurante. 'La de Manu' abrió sus puertas en 2010 con el apoyo de su mujer, cocinera. Trece años después, y tras una ampliación del local, Manu dirige a 16 profesionales y recibe a diario a cientos de comensales, que lo felicitan tanto por su comida como por sus victorias en el agua. "Para mí, la hostelería es como el piragüismo. No es un trabajo para vivir, es que me gusta el trato con el cliente y esa satisfacción del trabajo bien hecho", resume.
"Intento desconectar la cabeza del restaurante y delego un poco para tener la cabeza al 100%"
La planificación es clave en un escenario tan concentrado entre deporte, hostelería y vida personal. "Suelo madrugar a las siete y media y lo primero que hago es ir al río, siempre. Sobre las doce subo al restaurante para hacer el servicio de las comidas y a las siete salgo y voy al gimnasio o descanso", explica. Una rutina que solo varía cuando se acercan competiciones importantes. "Intento desconectar la cabeza del restaurante y delego un poco para tener la cabeza al 100% en esa cita", apunta.
Mientras mira sus medallas, recuerda el día que cumplió un sueño en Ponte de Lima (Portugal), el 1 de octubre de 2022, acompañado por decenas de aficionados que cruzaron la frontera para llevarlo en volandas. "Fue la competición más importante de mi vida. Era un sueño que llevaba muchos años persiguiendo. Estaba repleto de gente de Tui animando y va a ser un recuerdo para toda mi vida", analiza.
Del 31 agosto al 3 de septiembre intentará revalidar ese Campeonato del Mundo, esta vez en Dinamarca. Sin presión, pero con ambición y la seguridad de un campeón. "Después del año pasado haber alcanzado ese objetivo, ahora quiero disfrutar en cada entrenamiento y que cada competición salga lo mejor posible", explica. "Pero por supuesto vamos a intentar revalidar ese oro", sentencia.