Reto extremo
La deportista extrema, alpinista y aventurera fue obligada a abandonar la cueva de Motril durante ocho días por motivos de seguridad. Durante ese tiempo permaneció aislada y sin comunicación con el exterior en una tienda base.
El reto extremo que llevó Beatriz Flamini en una cueva de Motril, donde ha permanecido 500 días aislada y sin comunicación con el exterior, se tuvo que interrumpir durante ocho días por un fallo técnico, según han confirmado la deportista extrema y un portavoz de la productora Dokumalia. Al parecer, Flamini abandonó la cueva durante ocho día por "motivos de seguridad", un tiempo en el que permaneció aislada y sin comunicación en el exterior en una tienda base.
El fallo, según han explicado, se produjo en el router ubicado en la cueva para permitir a la deportista conectarse a internet a través de un ordenador "capado", sin fecha ni hora ni navegadores a los que acceder, para realizar "únicamente" los test que, a petición de los psicólogos involucrados en el reto, debía completar para posteriores estudios cognitivos.
Beatriz Flamini abandonaba este viernes la cueva de Motril en la que ha permanecido durante 500 días, sin ningún contacto con el exterior y aislada de todo. La deportista extrema ha explicado en una rueda de prensa cómo fue ese año y medio en la cueva de Granada.
El fallo técnico que se ha conocido ahora impedía también que Flamini pulsara, si fuera necesario, el botón de pánico ante cualquier emergencia, lo que ponía en riesgo su seguridad, además de que, debido a las ondas magnéticas emitidas, le causaban dolor de cabeza y afectaban a su salud, según el equipo.
"No tuve contacto con el equipo porque todos conocíamos las normas"
Aquel hecho ocurrió antes de que se cumplieran los 300 días aislada bajo tierra e hizo que su integridad física estuviera "en peligro", por lo que, siguiendo el protocolo de seguridad y prevención de riesgos establecido para este tipo de proyectos, se decidió que abandonara la cueva.
Flamini: "No hay nada que ocultar"
Fueron ocho días en los que, asegura, estuvo incomunicada en una tienda base: "No tuve contacto con el equipo porque todos conocíamos las normas", por lo que el proyecto no se ha visto en ningún momento desvirtuado, según ha explicado Beatriz Flamini.
"No hay nada que ocultar, de hecho me ha extrañado que nadie me lo haya preguntado en la rueda de prensa -que ofreció a su salida de la cueva-", ha indicado tras señalar que, una vez solventado el problema, tuvo "las narices" de volver a entrar en la cavidad para seguir cumpliendo el desafío.
De haberse tratado de un problema de salud no habría continuado adelante, señala Flamini, que explica que en cualquier actividad de riesgo, "como ocurre en cualquier trabajo", se dispone de un protocolo de prevención de riesgos labores.