Final ACB
El Baskonia logró la cuarta Liga ACB de su historia en un final agónico ante el Barcelona y Vitoria lo celebró. Centenares de personas se han congregado sin mascarilla y sin guardar la distancia de seguridad. Una irresponsabilidad que preocupa ante las finales de grandes eventos deportivos y que ya hemos visto en otros países.
Eso sí, la mayoría de los festejos tuvieron lugar de forma comedida y con mucha precaución para evitar contagios de coronavirus. La Plaza de la Virgen Blanca, lugar habitual de las celebraciones del conjunto vitoriano, presentó esta vez un aspecto muy diferente, con muy pocos aficionados y siempre respetando la distancia de seguridad.
El buen tiempo y la normativa de distancia social por la pandemia de la COVID-19 provocó que las terrazas de los bares de la capital vasca estuvieran a tope paras presenciar una final dos años después de la que le enfrentó al Real Madrid, también por el título de liga.
Camisetas y bufandas del equipo vitoriano eran las prendas más vistas en la zona céntrica de una ciudad que, sin embargo, no acogió a tanta gente como en otras ocasiones.
Durante la jornada se engalanaron las instituciones, el Ayuntamiento y Diputación de Álava, así como algunos comercios y locales hosteleros que ya han reabierto sus persianas tras el confinamiento.
La calle Cuchillería volvió a ser punto de reunión de los baskonistas, que animaron en la calle a su equipo y muchos se vieron obligados a ver el partido en las televisiones que colocaron algunos locales en sus veladores para evitar que hubiese más aforo del permitido en el lugar.
En la retina de muchos seguidores estaba todavía aquel título que le dieron al Baskonia jugadores como Fernando San Emeterio y Tiago Splitter, pero una década después repiten sensaciones tras un torneo exprés en Valencia, donde no pudieron acudir a animar a su equipo. Fue un broche de oro para su desescalada.