FALLECIÓ EL 7 DE JUNIO DE 1993

Drazen Petrovic, el genio de Sibenik que revolucionó el baloncesto europeo

Un camión se llevó al talento más grande que dio el baloncesto europeo. Drazen Petrovic, conocido como el genio de Sibenik, fue una leyenda dentro de la cancha con una ética de trabajo obsesiva. O se le quería o se le odiaba, no había medias tintas con él. Cibona, Real Madrid, Portland, New Jersey, Yugoslavia, Croacia, Vlade Divac... Repasamos su legado y su vida dentro y fuera de las canchas de baloncesto.

Es imposible resumir en unas líneas la carrera del genio de Sibenik, su aportación al baloncesto europeo y su legado tras su fatídica muerte. Para muchos es el mejor europeo que ha pisado una cancha de baloncesto, para otros, alguien con una competitividad que pocos podían igualar.

O le odiabas o le querías. Él se lo dejaba todo en la cancha, tenía unos métodos de trabajo y una mentalidad impropias para la época. Se creía el mejor del planeta y a veces conseguía serlo. Retó a Jordan y le hizo bajar de la nube por unos minutos.

Se fue a los 28 años, con toda una carrera por delante. Había deslumbrado en Europa en la Cibona, en el Real Madrid y lo estaba haciendo en los Nets tras un inicio irregular en la NBA. Por aquella época, que un europeo destacase era una heroicidad. Él lo consiguió.

Leyenda en la Cibona de Zagreb

Vayamos por partes. Drazen Petrovic empezó su carrera con el Sibenka, debutando en 1980 y ganando dos campeonatos nacionales. Hizo el servicio militar y fichó por la Cibona, donde completó sus mejores partidos como profesional en Europa. Nada más debutar, metió 56 puntos y lo hizo precisamente contra el Sibenka.

Sus anotaciones no eran habituales, hacía que meter 30, 40 o 50 puntos fuese fácil. Quizás sólo lo era para él. Con la Cibona ganó una Recopa y dos Copas de Europa, ganando de manera reiterada a un Real Madrid al que luego prestaría sus servicios.

En España se especulaba con tres opciones: Barcelona, Real Madrid y NBA. Muchos veían a Drazen en América, no era lo habitual en esos años, pero su talento era desbordante y su carácter, magnético. El Barça parecía que le tenía fichado, pero los blancos pusieron toda la carne en el asador para llevárselo.

Paso efímero por Madrid y a la NBA

Y lo hicieron. Y Petrovic consiguió salirse del mapa en un año en el que consiguió una Recopa (metiendo 62 puntos ante Oscar Schmidt) y una Copa del Rey. Después vio que su futuro se quedaba pequeño en Europa, tenía que cruzar el charco, probarse contra los mejores del mundo, marcharse a la NBA.

Su primer equipo fueron los Portland Trail Blazers de Clyde Drexler, donde se preveía que iba a tener una competencia feroz. Su paso por Portland fue efímero y pronto cambió de aires, llegando en 1990 al que sería el equipo de su despegue mundial.

Ficha por los New Jersey Nets. donde se coloca como máximo anotador, ya en la madurez de su juego. Sus porcentajes eran más que notables, sus cifras asombraban, su nombre ya estaba en los resúmenes de los partidos de manera habitual y sonaba para el All Star.

Estrella en la NBA en su último año

Su mayor logro llegó al final de la temporada 1992/93, en la que consigue estar en el tercer mejor quinteto de la NBA, acabando undécimo en anotación. Pero sus éxitos no acababan ahí, en su selección también cosechó triunfos... y algún que otro enemigo.

La guerra de los Balcanes le pilló en medio de su época dorada y del dominio de Yugoslavia en el baloncesto europeo. Una selección que tenía a estrellas como Toni Kukoc, Vlade Divac, Dino Radja, Danilovic... todos ellos bajo la batuta de Dusan Ivkovic. Un equipo de leyenda.

Con ese equipo, logró un Mundial y un Europeo, además de una plata y un bronce olímpico. La desintegración de Yugoslavia también le hizo perder alguna amistad, como la de Vlade Divac. Uno serbio, el otro croata.

Yugoslavia, Divac y la guerra de los Balcanes

En el Mundial de Argentina 1990, que ganó Yugoslavia a la URSS, un aficionado saltó a la cancha con una bandera de Croacia (de donde era originario Petrovic), una bandera que Divac le arrebató de las manos, quitándosela con violencia. Eso marcó su amistad para siempre, convirtiéndose en enemigos.

Pero su leyenda se agiganta en una cita en concreto: Barcelona 1992. En los Juegos Olímpicos, con Croacia, consigue llegar hasta la final, donde le esperaba un tal Michael Jordan y el resto de un 'Dream Team' imbatible. Petrovic quería retarles, quería ganarles, lo veía posible.

Fatídico final

Sin embargo, nada pudieron hacer para frenar el torrente que era ese equipo y sus ansias de hacer historia. Su fatídico desenlace llega el 7 de junio de 1993, en un accidente de tráfico en el que un camión se cruzó en su camino cerca de Múnich. Los Nets retiraron el dorsal 3 en su honor, como la Cibona, y a partir de 2002 estuvo reconocido en el Hall Of Fame de la NBA.

La primera gran leyenda europea. El mejor que ha habido para muchos. Una ética de trabajo que rozaba lo obsesivo. Un carácter único. Un jugador adelantado a su época. Drazen Petrovic, el genio de Sibenik.

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