Euroliga
El partido de Euroliga entre Real Madrid y Partizan finalizó antes de tiempo una tangana salvaje. Los blancos caían 80-95.
El Real Madrid ha vuelto a perder el segundo partido del playoff ante el Partizan, esta vez por 80-95. Los de Chus Mateo demostraron que sin Walter Tavares, baja por lesión, no hay plan B. Sin embargo, la noticia en el Wizink Center estuvo en lo extradeportivo: el partido acabó a 1:40 del tiempo reglamentario porque hubo una trifulca generalizada entre los dos equipos.
En la batalla campal, que se inició tras una falta antideportiva de Sergio Llull, se vieron involucrados los dos banquillos. Tras varios combates de artes marciales por parejas y grupos, y después de más de diez minutos de deliberación arbitral, el árbitro principal Radovic dio por finalizado el partido tras reunirse con el resto de colegiados y los entrenadores de ambos equipos. Una decisión sin precedentes en la que la Euroliga tendrá que tomar cartas en el asunto.
La baja de Tavares, clave
Los blancos ahora tienen un 0-2 en contra para viajar a Belgrado en busca de un milagro para jugar la 'Final Four' de Kaunas. El combinado de Chus Mateo arrancó mal el encuentro y, aunque tuvo un buen inicio de segunda parte, le faltó la finura de los de Zeljko Obradovic. Los de Belgrado, con muchos aficionados en el Wizink, lo que se tradujo en una tensión entre aficiones que se trasladó al parqué, confirmaron la sorpresa del martes para quedarse a una victoria de dejar en la cuneta al 10 veces campeón de Europa.
El equipo madrileño, sin Tavares lesionado en el primer partido y con Vincent Poirier sin ritmo por una apendicitis, no tuvo presencia en la pintura. La chispa de Llull y el coraje y acierto de Rudy Fernández fueron los únicos argumentos a favor de un Madrid al borde del abismo sin haber visitado siquiera del Stark Arena de Belgrado. La olla a presión está asegurada más si cabe tras la brutal pelea con la que acabó este segundo partido: puñetazos de Punter a Musa y una llave de lucha libre de Yabusele a Exum.