EUROLIGA | MACCABI FOX TEL AVIV 69-79 BARCELONA LASSA
El Barcelona, liderado por el ex del Maccabi Tyrese Rice y por Joey Dorsey, llegó a tener una ventaja máxima de 20 puntos y supo aguantar el tipo ante el envite final de los locales, aupados por el público y por Devin Smith.
No lo tuvo nada fácil el Barça pese a ganar por diez puntos a domicilio a uno de los conjuntos fuertes de la competición, y pese a esa máxima de 20 puntos.
La gran diferencia llegó por la buena defensa, y sobre todo por la exhibición de un trío que cuando está enchufado es una pesadilla: Rice (21 puntos), Dorsey (11 puntos y 11 rebotes) y Koponen (14 puntos). El Barça, que acabó fuerte y sin titubear al ver que llegaba a ponerse a 6 el Maccabi, se impuso y se dio un baño de autoestima.
El equipo catalán empezó mal los cuartos, pero supo rehacerse con unos cinco minutos finales de cada periodo espectaculares, sobre todo el del tercero, cuando Rice hizo de las suyas ante su exequipo para, entre otras cosas, firmar seis puntos seguidos con entradas y bandejas inverosímiles para ayudar a los blaugranas a irse al inicio del último cuarto con una máxima ventaja de 11 puntos.
Un 47-58 que dejaba al equipo de Georgios Bartzokas en una muy buena posición para ganar y firmar la que es la segunda victoria a domicilio de tres salidas. La renta era buena, y ni las piernas ni la cabeza fallaron. El gran partido de Rice y de Dorsey, que se entendieron además muy bien, y la aparición de un Petteri Koponen que va cogiendo ritmo, fueron la clave junto a la intensidad y resistencia.
Con el lastre que era tener que remontar varias veces durante el partido, el Barça se sobrepuso a él con tesón, con ritmo, grandes defensas y con clarividencia ofensiva. Si Perperoglou no tuvo su noche, el Barça supo encontrar las muñecas calientes en cada momento, fueron las de Víctor Claver al inicio, Petteri Koponen en el tercer cuarto o Joey Dorsey y Tyrese Rice durante todo el encuentro. Bartzokas, además, activo en el banco y rotando bien para poder mantener el tono físico.
En varios momentos el Barça se vio desbordado, con apariciones puntuales de Goudelock, Weems o Iverson, en la pintura. Pero esta vez supo reponerse, cambiar la mentalidad de sobrevivir por la de dañar al rival y lo logró. Sigue faltan empaque, rotación, frescura en momentos, pero con tantas lesiones poco más se puede pedir a lo visto este miércoles en Tel Aviv dada la situación.
De hecho, logró anular al Maccabi en su pabellón. Un arranque de cuarto periodo con 2-11 provocó pitos en el Menora Mivtachim Arena a su equipo, desconectado y desquiciado. Una máxima de +20 que coincidió con un triple de Koponen, pero una reacción instantánea de los hebreos fruto de esos pitos y la reprimenda de Rami Hadar igualó algo las cosas (55-69), pero Bartzokas pidió tiempo para calmar la situación.
Quizá el punto negativo de la noche fueron, de nuevo, las pérdidas de balón, muchas no forzadas. El gran 'pero' en este arranque de proyecto sin contar, claro, las lesiones. El clímax del partido para el Barça, la inflexión total del guión del choque, fue el segundo cuarto.
Una canasta de Zirbes, de más a menos claramente, situaba un 31-25 que volvía a alejar al Barça, pero un triple de Vezenkov arrancó un parcial de 0-13 que puso al Barça arriba y le hizo creer en la victoria final.
La buena reacción del Maccabi, liderada por el veterano Devin Smith y sus triples y penetraciones, junto a Goudelock, que despertó de su letargo, igualó mucho la contienda. A falta de un minuto el Barça ganaba de 6 y se empequeñeció. Un pabellón muerto revivió, pero a falta de 30 segundos Smith, que vivía una gran racha, falló un triple que pudo haber puesto a los suyos a 3 del Barça. Lo importante era ganar y el Barça, pese al final arrollador de los israelís, lo logró.