Euroliga
Los jugadores de Real Madrid y Partizan protagonizaron una de las secuencias más lamentables que se recuerdan en el baloncesto europeo: solo 3 jugadores de 24 evitaron la descalificación. Los blancos irán a Belgrado con 0-2 y las peores consecuencias podrían estar al caer.
Lo que vivimos en la noche del jueves 27 de abril desgraciadamente quedará en los peores recuerdos del baloncesto europeo y mundial. En lo deportivo, que se vio empañado en los últimos dos minutos de partido, el Partizan volvió a ser mucho mejor que el Madrid y se impuso 80-95 para mandar la serie a Belgrado con un 2-0 favorable a los serbios en los Playoffs de la Euroliga. En lo extradeportivo pasó de todo... y nada bueno.
¡21 descalificados! Puñetazos, empujones, llaves de yudo...
El tercer encuentro de la eliminatoria se saldó con 21 jugadores descalificados de los 24 que estaban presentes en el duelo. Una multitudinaria pelea como hacía décadas que no veíamos se adueñó de los últimos 2 minutos de partido y proyectó una imagen bochornosa de ambos equipos. Puñetazos, empujones, llaves de yudo, un lesionado y 30 minutos para la vergüenza absoluta.
Vayamos por partes. Cuando apenas quedaba 1:40 para que finalizara el tercer cuarto el base del Real Madrid, Sergio Llull, realizó una durísima falta contra Punter fruto de la desesperación de verse 15 abajo (80-95). Los árbitros pitaron antideportiva, pero fue lo de menos porque la tangana ya se había formado.
Punter se encaró con Llull y, en menos de 5 segundos, ambas plantillas tomaron el centro de la pista y comenzaron una batalla campal. Deck y Yabusele, que ya venían calentitos de antes, entraron como elefantes en cacharrería. El argentino se llevó por delante a Punter mientras que Yabusele cogió por detrás a Dante Exum y le hizo una llave de yudo que le tiró al suelo. Después apareció Musa y fue agredido en varias ocasiones por Punter.
Entró la familia de Yabusele para pararle
'Afortunadamente' la pelea en sí duró 7-8 segundos ya que entraron miembros del staff de ambos equipos, árbitros, seguridad e incluso un par de familiares de Yabusele para intentar calmar las aguas y, especialmente, al jugador francés. Tras más de 15-20 minutos con el partido parado los árbitros, después de ver las repeticiones en el Instant Replay, decidieron suspender el partido y que no se jugara lo que restaba (1'40''). Partizan se llevó así el duelo por 80-95 y los jugadores encararon, ya más tranquilos, el túnel de vestuarios.
Exum salió en muletas tras la llave de Yabusele
No obstante, fue después cuando los árbitros del partido analizaron las imágenes tranquilamente y decidieron descalificar a 21 de los 24 jugadores presentes en el encuentro. Además, por si no había sido suficiente, Dante Exum abandonó la pista en muletas con una importante lesión (rotura en el tendón de un pie) tras la llave de yudo de Yabusele. El australiano seguramente será baja durante un tiempo y no estará en el tercer partido. Mala noticia para Partizan, ya que es uno de los mejores jugadores del equipo: este jueves anotó 19 puntos. El ex de Utah ya sufrió una durísima lesión en la NBA que le mantuvo casi un año fuera de las pistas.
Yabusele pide perdón
Uno de los grandes artífices de que la pelea pasara a otra dimensión fue Guerson Yabusele, el francés ya ha pedido perdón a través de su cuenta de Instagram: "Lamento profundamente mi comportamiento en el partido de anoche. El baloncesto se trata de deportividad y amistad. Mis sinceras disculpas a Partizan, un club con el que siempre hemos tenido una gran relación, a Dante Exum y su familia, a mis compañeros, a mi club y a todos los fans".
El médico de Partizan arremete contra el francés
El médico del conjunto serbio, Moma Jakovljevic, arremetió contra Yabusele en la 'Mozzart Sport': "La forma en que lo tiró con un movimiento de yudo, eso es para prisión, para suspensión de por vida. Le podía haber roto la columna, lesionado gravemente la cabeza y terminado su carrera", señaló.
Puede haber más consecuencias en los próximos días, pero lo que le espera al Real Madrid en Belgrado el 2 de mayo será uno de los ambientes más hostiles que se recuerdan en el baloncesto europeo.