Guerra Rusia Ucrania
Irina Galay es ucraniana y ha cambiado los piolets por los fusiles. Ha conquistado el segundo pico más alto del mundo, el K2, y ahora intenta proteger a su país en las Fuerzas Armadas.
Es la historia de la primera alpinista ucraniana que alcanzó las cumbres del Everest y del K2 y ahora toma las armas por su país: Irina Galay se une a las Fuerzas Armadas de Ucrania para hacer frente a la invasión rusa.
"Mostraremos que somos hermanas de la familia cosaca. ¡Gloria a Ucrania!"
Desde las redes denuncia esta situación y, cargando un fusil, hace un llamamiento para que sus compatriotas no se rindan: "Mujeres ucranianas, ¿qué queremos? La paz. ¿Cuándo queremos eso? Inmediatamente. Y mientras no tengamos paz vamos a soñar hoy. Soñemos con volver a vivir cada uno nuestra vida habitual".
Nacida en Mukachevo hace 33 años, unos días después del comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia Galay publicó una foto en su cuenta de Instagram en la que se la ve vestida con un uniforme militar y un AK-47 en mano: "Mostraremos que somos hermanas de la familia cosaca. ¡Gloria a Ucrania!", escribió junto a la imagen.
Irina se encuentra en Kiev, donde coordina un grupo de voluntarios que aguantan el avance ruso en la ciudad: "Lo más importante es sonreír, sonreír sinceramente como los niños". "Esta es nuestra tierra y nunca se la daremos a nadie, somos fuertes y valientes y depende de nosotros. Nuestra fuerza es nuestra tierra, que nunca se la daremos a nadie. Recordad todos: debemos subir a la cima, todos juntos y salvaguardar nuestro país", arenga la alpinista a sus compatriotas.
Iba a subir el Annapurna
Irina se convirtió en la primera mujer ucraniana en alcanzar las dos cumbres más altas de la Tierra: el Everest (8.848 metros) y, el año pasado, en el K2 (8.611). Su próximo reto esta primavera era el Annapurna (8.091), famoso por su dificultad, pero ha cambiado su piolet por un fusil que apenas sabe manejar.
Ahora, como otros deportistas ucranianos muestra imágenes de un Kiev desolado. Muchos compañeros rusos, con los que ha subido esas cumbres, comparten su causa y a ellos, Irina y otros alpinistas ucranianos, les piden que no se callen, que cuenten al mundo lo que ocurre en su país.