Everest
Muchos son los que se agrupan en el campo base para intentar lograr hacer cumbre en el Everest. La gran mayoría no están físicamente preparados, lo que provoca que las víctimas mortales aumentan exponencialmente.
La cima del mundo, el punto más alto de nuestro planeta, la cumbre del Everest. Un lugar que hasta unos años era accesible para unos pocos elegidos, no cualquiera es capaz de subir sus 8.848 metros. El 29 de mayo de 1953, Edmun Hillary y Tenzing Norgay, fueron las dos primeras personas en ascender hasta lo más alto. En ese momento era una gesta prácticamente inalcanzable.
A día de hoy, hay escaladores como Kamai Rita Sherpa que ya tienen en su mochila 27 cumbres. La escalada al monte Everest ha sufrido muchos cambios en los últimos 70 años, y no han sido para el beneficio de la escalada, ni del propio monte y ni de las personas que lo intentan.
Una avalancha de escaladores
El desarrollo tecnológico y de la sociedad ha provocado que se piense que cualquiera puede intentar, y lograr con éxito, ascender al pico más alto del mundo. Y este pensamiento, al no ser cierto, genera multitud de problemas, muchos de ellos de gravedad. Estos últimos años cada vez hay más alpinistas en el campo base esperando a tratar de conseguir la tan ansiada cumbre.
El primer problema que deriva de esto es que tan solo hay 478 permisos de subida para extranjeros (los nepalís no precisan de este documento), por lo que no todo el mundo que quiere puede intentarlo. Cada año son más los que solicitan este permiso, pero lo preocupante es que también aumenta el porcentaje de personas que no están físicamente capacitados ni para intentarlo tan si quiera.
Las víctimas mortales aumentan
La gran mayoría de clientes no tienen nociones básicas de escalada, algo que cada vez es más común. Esto hace que muchas de las escaladores que abordan la subida, no logren culminarla, pero tampoco volver al punto de inicio. El número de víctimas mortales va en aumento exponencial según pasa el tiempo.
Algunos de los pocos que hacen cumbre, aparte de hacerse todos los 'selfies' que pueden, no tienen la capacidad ni los conocimientos para poder bajar por sus propios medios. Como es el caso de un militar hindú, que tuvo que hacer noche en la cima sur.
Todo el mundo sale perdiendo
La consecución y aumento de estas situaciones ha ocasionado que el monte Everest sufra una avalancha, pero no de nieve, si no de alpinistas. Lo que hace unos años era prácticamente inalcanzable, ahora está totalmente masificado. Y esto no beneficia a nadie, ni al Everest, ni a los escaladores, ni a los locales.